Motos de gran cilindrada, bates de beisbol, imponentes mazos y un modus operandi que da miedo por la agilidad y la violencia con que se ejerce. Así actúa una banda --aunque podría ser más de una-- de atracadores, que ejecuta con gran éxito sus hazañas en distintas joyerías zaragozanas y trae de cabeza a la Policía. La colaboración ciudadana en el último robo ha sido crucial para detener a uno de los violentos delincuentes, y puede ser el hilo que ayude a desenmarañar el ovillo de la peligrosa banda que desde hace varios meses trabaja a pleno rendimiento. Esta vez, la investigación policial no debería dejar ningún cabo suelto.