La victoria socialista ha roto muchos chips, y alguien deberá de pagar la reparación. Eso parecen trasladar en sus columnas algunos opinadores prestos a no conceder ni dos días de cortesía a quienes todavía no se han hecho cargo del poder (esas cosas tan lentas de las formalidades...). Y es que llama poderosamente la atención el interés de algunos para pasarle factura a Marcelino Iglesias: barón con galones de general en plaza aragonesa y con las tres estrellas de ocho puntas en Ferraz ¿será capaz de auspiciar el nombramiento de algún aragonés como ministro? Trampa saducea e interesada. La influencia de Iglesias en Madrid no se medirá por la presencia o no de algún paisano o paisana en el Consejo de Ministros, sino por su capacidad contrastada de impulsar y potenciar aquellas medidas susceptibles de contribuir al avance y mejora de las condiciones de vida de los aragoneses. De paso, por su peso, tal vez a la hora de aportar nombres que en segundos y terceros niveles (muchas veces fundamentales) puedan contribuir a tales logros. Llegan nuevos aires, y Rodríguez (Zapatero, sí), necesita otra Ejecutiva Federal en la que un Iglesias fortalecido, estará. Para que gane Aragón.

*Profesor de Universidad