Durante meses, los departamentos de Lengua Española de las universidades venían manteniendo porras sobre quién iba a ser la persona que ocuparía el sillón B de la Academia de la Lengua y que ocupó hasta su fallecimiento José Luis Borau y la ganaron los de la Universidad de Zaragoza, que de forma mayoritaria apostaban por la compañera Aurora Egido Ayer, la catedrática de Literatura de la Universidad de Zaragoza tomó posesión del mismo.