No parece que la situación que se está viviendo en nuestro país, preocupe en exceso a una parte de nuestro arco parlamentario. Da igual que los contagios por covid-19 estén creciendo alarmantemente, da igual que las empresas estén manteniendo el pulso con gran esfuerzo de sus propietarios y trabajadores, da igual que se vaya a iniciar el curso escolar con la dificultad que todos conocemos, da igual que nuestros sanitarios, que no se han recuperado del estado de alarma, vean con preocupación lo que les viene encima, da igual que nuestra economía pueda sufrir una caída brutal con gravísimas consecuencias. A sus señorías que representan a la derecha de este país no les preocupa que el gobierno se enfrente a esta situación con unos presupuestos prorrogados que dejó Rajoy en 2018 y que no se ajustan a la nueva realidad.

Parece que lo que les preocupa es que Pablo Iglesias este en el Consejo de Ministros. Lo cierto es que mientras no se demuestre lo contrario, el Gobierno elabora los presupuestos y después se someten a probación en el Parlamento donde las enmiendas de los grupos corrigen las partidas en función de sus acuerdos para sacar unas cuentas que son las de la mayoría. Es así de sencillo y jugar a otra cosa es actuar irresponsablemente. Está claro que tenemos un gobierno en minoría parlamentaria, pero fruto de unos apoyos que fueron el resultado de unas elecciones democráticas, no nos olvidemos.

En una situación de crisis gravísima como la actual, sanitaria, social y económica, solo podemos exigir responsabilidad a nuestros representantes. Aquellos partidos que el 07/01/2020 apoyaron la formación de este gobierno, adquirieron un compromiso de estado a pesar de ser en su mayoría partidos territoriales. Deben ser consecuentes con su decisión y con las negociaciones debidas deben apoyar los presupuestos. No se entendería una posición diferente que nos llevaría ineludiblemente a otras elecciones que el pueblo difícilmente podría aceptar.

Con este escenario, Cs parece que ha comprendido que ante una situación grave hay que tomar decisiones extraordinarias aunque no le gusten del todo, porque es tanto lo que hay en juego que España necesita unos presupuestos ya. El PP, no sabemos si por la cercanía de Vox o todavía escocido por la moción de censura que los sacó del gobierno en junio de 2018, esta deslizándose por una senda muy peligrosa.

No sabemos si los ciudadanos entenderán que en un estado de guerra contra el virus y sus consecuencias pongan excusas y no razones, para arrimar el hombro. Es en estos momentos tan graves cuando se forjan los verdaderos políticos y no queda muy claro si Pablo Casado lo está entendiendo.

En democracia los gobiernos se forman con los apoyos parlamentarios dimanantes de los votos de los ciudadanos. Y parece que esto se ha olvidado, por mucho que se repita y guste o no guste, el gobierno lo constituye quien tiene el apoyo del pueblo y es quien debe gestionar la presentación y aprobación de los Presupuestos.

Y menos mal que es así porque lo que depende de la voluntad de los partidos se convierte siempre en un rosario de excusas y de reparos con el único objetivo de mantener una posición dominante que le de privilegios sin pensar que su función está al servicio de los ciudadanos no en gestionar los organismos públicos en beneficio propio. Lo vemos en el organismo público de RTVE y ahora se está viviendo con el CGPJ.

Nada menos que la Ley Orgánica 6/1985 de 1 de julio del Poder Judicial regula la renovación de este organismo. Su plazo de renovación finalizó el 04/09/2018 y sus señorías todavía no han tenido a bien ponerse de acuerdo. Si esto sigue así habrá que dotar a la ley de mecanismos automáticos para que esto no se repita. Sobran postureos y falta responsabilidad. H