En menos de dos semanas el PSOE vivirá uno de los momentos más importantes de los últimos lustros con la elección de la persona que lo pilotará para intentar sacarlo de la postración en la que se encuentra, atrapado entre un PP que, pese a la corrupción, sigue instalado en el poder y un Podemos que no oculta la ansiedad por ocupar cuanto antes la hegemonía en la izquierda. Pero pese a atravesar su peor momento de los últimos 40 años, los socialistas están protagonizando estas semanas un buen ejercicio de participación política desde la base con las primarias para la elección del (o la) secretario general, proceso en el que han participado dos tercios de sus 187.000 afiliados.

El reparto de los avales a los tres aspirantes (Susana Díaz, Pedro Sánchez y Patxi López) ha sido muy distinto del que era previsible hace poco más de un mes, cuando la presidenta andaluza exhibió músculo en Madrid arropada por todos los tótems del partido. Ahora ha logrado 59.000 avales, mientras que el defenestrado secretario general se le ha aproximado con 53.000. El tercer aspirante en discordia, Patxi López, se ha acercado a 11.000. Es una incógnita si el voto real y secreto del 21 de mayo reducirá e invertirá esta diferencia entre Díaz y Sánchez (lo que a priori parecería más probable) o bien la aumentará, con la duda añadida del papel que pueda jugar de aquí a entonces López. Pero lo que sí está claro que Sánchez ha logrado resistir pese a tener en contra al aparato del partido, lo que a su vez refleja que en buena parte de las bases socialistas no se ha aceptado ni digerido la traumática decisión de la cúpula de facilitar la investidura de Mariano Rajoy para evitar el abismo de unas terceras elecciones legislativas en un año.

La campaña en la búsqueda de apoyos realizada por los candidatos, en todo caso, no parece haber influido negativamente en la percepción del potencial electorado socialista a tenor de los resultados de la última encuesta del CIS, en la que el PSOE aumenta ligeramente en la intención de voto, recuperando la segunda posición, tras un PP que se cae casi un par de puntos, al igual que Podemos. Expectativas que pueden alentar los últimos días antes de la elección y cuya gestión exigirá inteligencia, generosidad y capacidad de sacrificio a quien finalmente tome las riendas de un partido centenario que pugna por revivir tiempos mejores.