Desde que el Ayuntamiento de Zaragoza aprobó su actual presupuesto, realista pero ajustado , las reformas de crédito se han sucedido una tras otra. No debían ser tan realistas los cáculos iniciales de gasto porque cada mes es necesario llevar a cabo el correspondiente ajuste contable. El equipo de Gobierno justifica estas modificaciones en base a la mejora de servicios y sobre todo por la necesidad de pagar facturas pendientes de anteriores corporaciones; la oposición clama al cielo, sin recordar quizás que también cuando eran el PP y el PAR quienes gestionaban la ciudad los retoques presupuestarios eran constantes.

La incapacidad de ceñirse a los presupuestos, como la existencia de un creciente agujero negro , son una constante de las finanzas municipales. Ambos fenómenos existen desde hace demasiados años. Sería por ello imprescindible acabar de una vez con la confusión contable que reina en la Casa Consistorial. Hay que poner todos los números en claro, elaborar presupuestos razonables y/o realistas, ceñirse a su plan de gastos e inversión, desarrollar mecanismos para afrontar la deuda pendiente y mejorar la administración reduciendo el gasto corriente. Si no, esto va a ser el cuento de nunca acabar.