Algunas voces de las nuevas generaciones, hartas de la corrupción sistémica en la política española de los últimos años, han terminado bautizando como «régimen» al cambio democrático de la Transición. Según esa óptica, el de Franco habría sido sustituido por este otro lastrado por vicios no menores que los de la dictadura... Las voces críticas proceden en buena medida de los nuevos partidos en liza parlamentaria, Podemos y Ciudadanos. Su voluntad de regenerar la política, de cambiar las cosas, el país, el mundo, si pueden, ha sido reiteradamente expresada. Ambas siglas disponen de influyentes grupos en el Congreso. A título personal, en su calidad de líderes, Albert Rivera y Pablo Iglesias están asimismo muy valorados. Siendo este último, según el popular Fernando Martínez Maíllo, «el puto amo».

Sin embargo, la abundancia de sangre fresca no ha resucitado el cadáver de la política española, pues no da síntomas de recuperar la salud y hasta puede que antes reviva la momia del dictador.

¿Cómo cambiar la política española? ¿Cómo evitar que partidos como PNV o PdeCAT decidan el régimen fiscal de los españoles, las grandes infraestructuras, tantos temas de Estado, sin participar en sus obligaciones ni respetar la Constitución? Rivera ha propuesto establecer en el 3% el porcentaje de votos necesario para tener representación en el Congreso de los Diputados. Sería un obstáculo difícil de salvar por los nacionalistas radicales, que seguramente quedarían fuera de la Cámara. ¿Cómo han reaccionado a esta propuesta los restantes partidos? Criticándola de tal forma que ni siquiera se ha elevado a la mesa del Congreso. Por su parte, Pablo Casado (PP) ha propuesto que, a partir de las próximas elecciones, gobierne la lista más votada. De haberse aplicado antes esta norma, Inés Arrimadas, no Quim Torrra, presidiría la Generalitat. ¿Cómo han respondido el resto de partidos, incluidos los nuevos, los jóvenes, a esta interesante, lógica y democrática propuesta de Casado, que Rajoy pudo imponer, pero no lo hizo? Tumbándola a la primera de cambio.

¿Quién quiere cambiar nada? Los del régimen del 78, pocas cosas, pero los del nuevo régimen del 2018, ninguna...