Zaragoza está de enhorabuena, pues merced a un oportuno acuerdo se ha desconvocado la huelga de los servicios de limpieza en plenas fiestas del Pilar, pero...

¿Es nuestra ciudad una urbe limpia? La evidencia contradice cualquier presunción optimista, sobre todo cuando inspeccionamos algunos rincones, con especial mención a parques como el de Miraflores, donde tampoco resulta extraño contemplar todo un catálogo de comportamientos poco cívicos que se desarrollan en un escenario profusamente engalanado con envases vacíos y excrementos caninos.

Presumimos de muchos títulos, pero suspendemos en la educación general básica mientras que nuestro espíritu ecológico parece limitarse a loar la plantación de un árbol sin que ello implique la molestia de cuidarlo después; desahogamos con facilidad nuestras frustraciones sobre todo aquello que consideramos ajeno y despreciamos con negligencia la propiedad y el dominio común... Ahora que se pretende recuperar la educación y el civismo como una asignatura en los centros escolares, es oportuno recordar que sin un mínimo respeto, la convivencia deviene imposible.

*Escritora