Visité ayer la Feria del Libro de Málaga para presentar y firmar ejemplares y lo hice delante del Octopus, uno de los mayores yates del mundo, propiedad del propietario de Microsoft.

La explicación a este casi sobrenatural efecto descansaba en que las casetas de los libreros malagueños se han trasladado al muelle, con los barcos y el mar de fondo y con un nuevo diseño ferial que hace que el certamen cultural resulte mucho más atractivo. De hecho, había mucha gente recorriendo las casetas y comprando novedades. A lo largo de la tarde se me acercaron numerosos aragoneses, algunos de visita turística en Málaga, pero otros residentes fijos o temporales en aquella privilegiada costa.

Después de las actividades literarias, el pescaíto frito y la tertulia.

Uno de los temas de debate con mis colegas andaluces de letras fueron las elecciones europeas, que en Andalucía, con más de seis millones de electores convocados a las urnas, van a deparar una particular intensidad y una segunda lectura. No en vano el PP le viene ganando al PSOE en las más recientes citas y no en vano es la primera de ellas en que Susana Díaz, presidenta de la Junta y joven promesa del poder socialista, coordina una campaña electoral. Dicen que Díaz ha dicho que se conformaría con obtener un solo voto más que el PP, que le sacó casi 50.000 en las últimas autonómicas. A nivel nacional, el PSOE tendrá más difícil repetir el éxito en las últimas europeas de 2009, cuando derrotó al partido de Mariano Rajoy por más de doscientos mil votos.

Dicen también que el inicial y caluroso apoyo de Susana Díaz a Carme Chacón como alternativa a Rubalcaba se ha ido enfriando y aplazando, y que ya no está tan claro que ambas lideresas trabajen juntas en un horizonte de futuro.

Pero la prueba del algodón andaluz no sólo será de fuego para Díaz, sino igualmente para los nuevos líderes del PP e Izquierda Unida, Juan Manuel Moreno y Antonio Maíllo, respectivamente. Ambos se estrenan en unos comicios de esta envergadura, y serán corresponsables del éxito o del fracaso de sus formaciones en el territorio electoral andaluz.

Una comunidad que desde nuestra adhesión a la Unión Europea ha recibido 80.000 millones en fondos europeos, la mitad de esa cantidad en ayudas a la PAC. Como Aragón, vaya.