La reciente Feria del Libro de Zaragoza ha deparado una suerte de panorámica o chequeo a la actividad editorial, ofreciendo a los lectores aragoneses un amplio abanico de posibilidades y lecturas.

Particularmente exitoso ha sido el ciclo de conferencias dedicadas a Augusto y al Bimilenario de Cesaraugusta, con excelentes intervenciones de Miguel Beltrán, Javier de Arce o Guillermo Fatás.

Por lo que respecta a las novedades literarias, junto a escritores de contrastada calidad literaria como Ramón Pernas, Vanessa Montfort, Jenn Díaz, Elvira Navarro o Javier Pérez Andújar han visitado estos días Zaragoza autores tan populares como Sarah Lark, Maha Akhtar, Alberto Vázquez Figueroa, Blue Jeans, Santiago Posteguillo, Nieves Herrero, Luz Gabás o Paloma Sánchez-Garnica. Firmas que venden libros y que ayudan a las librerías a ir sorteando la crisis. Factores que han contribuido a que la Feria zaragozana, una de las más fuertes de España en programación, haya echado la persiana con un digno resultado económico.

Pero, ¿dónde clasificar a Pedro J. Ramírez? ¿Como mediático, como best-sller? ¿O como historiador?

En seguida verán por qué lo digo. El polémico periodista visitó la Feria zaragozana para presentar, acompañado por Pedro Rújula, La desventura de la libertad, su más reciente libro. Un ensayo histórico sobre el Trienio Liberal, sus causas y consecuencias. desde el pronunciamiento de Riego a la restauración monárquica en la persona de Fernando VII, vía duque de Angulema y los Cien Mil Hijos de San Luis.

Un periodo convulso, el segundo, propiamente, de la historia de España, en que nuestras dos almas, la liberal y la monárquica, la progresista y la conservadora, la revolucionaria y la radical se enfrentaron con violencia. Ramírez disecciona con gran detalle el día a día de los acontecimientos, buceando en la masonería, en la Conspiración del Triángulo, en la figura de Calatrava o en la semblanza psicológica del Deseado Borbón, a quien atribuye mayores dotes políticas, más astucia y maldad de las que tradicionalmente se venían reconociendo al rey felón.

Un trabajo excepcional, bien escrito, con abundante aparato crítico y documental, y con una invitación difícil de rechazar para conocer de primera mano uno de los paréntesis más gloriosos y trágicos de nuestro siglo XIX.