En las elecciones generales del domingo, el pueblo español decidió darle al PSOE una segunda oportunidad. La derrota del PP no sólo es atribuible al terrible engaño y a la manipulación del atentado del pasado jueves en Madrid; se debe, además de a esa última gota, goterón más bien, a toda una cadena de embustes y falsedades. El señor Aznar, ¡qué alivio su marcha!, optó por crispar a este país hasta extremos insoportables y el pueblo le ha pasado factura por el fiasco del Prestige , por las mentiras sobre la guerra, por la desatinada política internacional, por la prepotencia insultante, por la manipulación informativa y por los embustes sin cuento. Y sobre todo por una forma de hacer política impropia de una sociedad democrática en los comienzos del siglo XXI. En una jornada electoral modélica y ejemplar, el pueblo español ha optado por el cambio que proponía Rodríguez Zapatero. El PSOE, tras el desengaño que supuso para muchos el final de su primera etapa de gobierno, tiene una segunda oportunidad. Debe responder a la esperanza de nuevo en él depositada, debe esclarecer la verdad de lo ocurrido en Madrid, debe retirar las tropas, que no la ayuda humanitaria, de Irak, debe enterrar este Plan Hidrológico Nacional y en Aragón debe poner en práctica muchas de sus promesas, como el AVE por Teruel y la autovía por Daroca, por ejemplo. Centenares de jóvenes le decían a Rodríguez Zapatero: "No nos falles". El equipo que dirige el PSOE parece flojito, pero ha suscitado de nuevo la esperanza. Ojalá no nos defraude.

*Profesor de Universidad y escritor