Se ha lucido Rodríguez Zapatero con Aragón en sus primeros Presupuestos del Estado, reducidos un 25% y aún pretende que demos las gracias porque entiende que los 233 millones de euros que nos ha birlado con respecto al último ejercicio del PP corresponden a la obras de la alta velocidad ya concluidas. ¿No habíamos quedado en que los dineros del AVE no tenían nada que ver con la inversión real en Aragón? El PSOE se hartó de denunciar que el PP tenía una jeta impresionante porque confundía las infraestructuras aragonesas propiamente dichas con el gasto del GIF. Ahora resulta que eran la misma cosa.

Algo debía intuir el consejero Velasco cuando este verano ofreció a Fomento la posibilidad de adelantar la financiación para acelerar la autovía de Teruel y acabarla dos años antes de lo que prevé el ministerio. Y si lo intuía, ¿cómo es que el presidente de Aragón no ha dado un puñetazo en la mesa de ZP? Porque una cosa es que los aragoneses seamos de natural resignados y otra que mansamente tengamos que decir siempre amén al sermón de la Moncloa. Mal puede explicar ZP que después de manifestar todo el apoyo estatal a la Expo no aparezca ninguna partida para cerrar los cinturones de Zaragoza. Pero no le arriendo la ganancia a Morlán cuando tenga que justificar en Huesca que se ha olvidado de la variante ferroviaria después de que el estudio de impacto ambiental y el proyecto están concluidos hace tiempo. Más que nada porque él acumula en su currículum político 25 años de reivindicaciones y campañas electorales.