Tardes de H20. El Ayuntamiento del Grado ha puesto una denuncia a la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) por interrumpir el suministro de agua durante más horas de lo habitual. Que no se entere el BIE. En vez de ir a poner la denuncia al cuartelillo de la Guardia Civil el Grado debería haber ido al Museo Buñuel de Calanda: con un pantano justo al lado y les cortan el agua con una cierta normalidad . A Fayón, pueblo superdamnificado por la construcción del embalse de Mequinenza in illo tempore , se le niega el puente que se le adjudicó en la última legislatura. Su alcalde, José Arbonés, que no para de porfiar porque al pueblo se le restituya algo de lo que se le arrebató a punta de culata en tiempos de ordeno y mando, es del PP. Igual que el del Grado, Joaquín Paricio. A lo mejor no tiene nada que ver, son sólo casualidades de la desidia orgánica habitual, pero da un poco de grima. Al lado del pantano y sin poder beber. Cambian los gobiernos pero la CHE sigue en su feudo, enquistada, sin que se vislumbren aires de cambio. Cayó el PHN y la CHE sigue como un virreinato de Madrid, un artilugio raro que se van encontrando las ministras sobre la mesa. Allí están los 600 millones de Acesa, esperando un acuerdo o algo para ser gastados en algo vagamente hidráulico. El agua baja alegremente contaminada del Pirineo sin ley... y no encontramos la manera de aplicarle el I+D, en muchos casos ni siquiera un contador. Un precio, menos variable que el del barril de Brent. Se ha parado el PHN, bestia negra de las legislaturas anteriores, terrible peperismo avasallador que tampoco supo hacer correr al AVE. Y ahora hay una especie de barullo, un poco de resaca caótica. Pero no se puede cortar el agua a un pueblo que da nombre a un pantano y que además es mundialmente famoso por organizar un campeonato de Parchís. Como le dijo Fraga a Gabilondo ayer, cuando comentaba que está en plena forma y que su obligación es estar "hasta el final, hasta el último suspirito... (se ríe) hasta el último suspiro, quiero decir". Momento genial de personaje que se va un poco de cabeza y que, al parecer, no saben cómo o con quién relevar sin provocar un estrapalucio. Ese desliz nos trae de nuevo a Luis Buñuel, que tituló así sus magníficas memorias, Mi último suspiro . Suspiritos de España. Los del Grado, que nacionalicen el embalse.

*Escritor y periodista