El fallecimiento de cuatro personas en cinco días en las carreteras aragonesas ha hecho disparar las alarmas sobre la siniestralidad vial en los cinco primeros meses del año. Con 23 muertes ya se superan los datos del mismo periodo del 2018 y Huesca es la provincia peor parada, con 11 víctimas mortales. De seguir esta progresión, el año puede acabar en uno de los peores de la década, teniendo en cuenta que quedan periodos como el verano --con decenas de miles de desplazamientos por las vacaciones y las fiestas de los pueblos-- y la Navidad. La mayoría de los siniestros han sido fruto de choques frontales y como escenario, las carreteras autonómicas. Unas cifras para reflexionar y para poner manos a la obra.