A las gentes de orden les esperan momentos duros y frustrantes. No se precipitarán sobre la patria las calamidades que ellas mismas auguran, pero las próximas citas electorales traerán aparejados no pocos desengaños para unas personas acostumbradas a votar una sola marca, rentabilizando al máximo su poderío electoral. Porque el 2-D en Andalucía y luego en la triple cita de mayo, los adeptos al conservadurismo, en sus distintas variantes, tendrán que decidir entre tres ofertas (PP, Cs y Vox), lo que les dejará en muy mala situación a la hora de afrontar la Ley D´Hont. Y esta situación no la han previsto, no forma parte de su experiencia. Les sorprenderá.

Los jefes, mal que bien, si captan el problema, sobre todo ahora que Vox está ganando terreno, si no para disponer de una presencia relevante en el Congreso, sí para obtener cientos de miles de votos que quizás no sirvan de gran cosa aunque desmontarán las expectativas de PP y Cs. De ahí que estos dos partidos, cada vez más asustados, anden a la greña en una pugna desesperada por ver quién se queda con la derecha o al menos quién es allí el hegemónico. Lo increíble es que ello haya dado lugar a una alocada carrera hacia lo más extremo de su ideología.

El otro día, Santiago Abascal, el jefe de Vox, tomó la alternativa en el plató de 13 TV. En la entrevista se expresó como un paleoconservador muy simple, un reaccionario al uso: los clichés de la Restauración y del franquismo, un poquito de trumpismo elemental y cuatro frases hechas del ultraliberalismo desregulador. Lo que dijo era tan ramplón, tan inexacto y tan fuera de lugar que casi daba pena... Porque ese argumentario, supuestamente antipolítico y en realidad anticonstitucional, no tiene materialización posible. Es pura fantasmada. Que PP y Cs estén impresionados y condicionados por semejante programa viene a ser lo más alarmante. Que personas normales se adhieran a ese tipo de alternativas, convencidas de que Sánchez e Iglesias llevan a España a la ruina, resulta pasmoso. Se van a dar de bruces contra la pared.