Considérenlo ustedes mismos: ¿qué diantres hacía un señor de Chunta Aragonesista gobernando el Ayuntamiento de La Muela? Es como si a mí o a uno parecido nos ponen a digir el Cabildo catedralicio, a enseñar chicha en el Oasis o a entrenar al Real Zaragoza (aunque esto parece más factible, visto cómo va la cosa). Por fortuna, y vuelvo a La Muela, una moción de censura pondrá las cosas en su sitio: el actual regidor deberá dejar el puesto al concejal Carlos Rodrigo, un independiente del PAR. O sea, que el regionalismo colateral vuelve a donde solía, una satisfacción a posteriori para Mariví Pinilla, que inauguró la moda.

Al alcalde censurado, Adrián Tello, sus oponentes, constituidos en clara mayoría, le acusan de cosas tremendas: 54 motivos por los cuales debe ser expulsado del cargo. Dicen que hace lo que le da la gana, que perturba a los vecinos, que no respeta las tradiciones (¿recalificatorias?, ¿recreativas?, ¿sobrecogedoras?) ni los protocolos municipales. Pero hay reproches mucho más graves, tremendos, definitivos. Y cito textualmente del documento que resume las razones de la moción: «No respeta (el alcalde) la religión cristiana ni las costumbres de vecinos con esta». «No cumple el juramento a la Constitución Española, contrarios a la bandera nacional, la unidad territorial española y la Monarquía». «Ha agitado y dividido a los vecinos, reviviendo el odio de las muertes de la guerra civil, sin sentido para un pueblo de paz en el que nadie se preocupaba de eso»... Ya ven. Me ahorro el sic, porque he reproducido literalmente el desahogo de aquellas buenas gentes de orden de La Muela, cuyas intenciones son mucho más elevadas, parece, que su manejo del castellano escrito.

Todo vuelve a su sitio en la Tierra Noble. La Muela torna a su moderno origen, aquellos buenos tiempos, no tan lejanos, en los que el vecindario se iba al Caribe por cuenta del ayuntamiento y ataban los perros con longaniza. Y el señor de CHA habrá de reconocer que estaba donde no debía. Pero hombre, por Dios... ¡a quién se le ocurre!