En una España cruzada por varias y profundas crisis políticas, este 23 de Abril proyecta sobre Aragón importantes incógnitas. Ni siquiera el relativo entendimiento entre las izquierdas (PSOE, Podemos, CHA e IU), que dio luz verde a las cuentas para este ejercicio, garantiza que la tensión no vuelva a hacerse presente conforme se aproximen las elecciones del año que viene. Mientras, el Gobierno autónomo viene capeando como puede el inevitable desfase entre ingresos y gastos, e intenta marcar un perfil reivindicativo ante el Ejecutivo central... el cual, a su vez, lidia con su posición minoritaria en el Congreso de los Diputados.

Justo en las vísperas de este Día de Aragón, el presidente Lambán se entrevistó con Mariano Rajoy (que también recibió a la presidenta andaluza). Ambos mandatarios socialistas pusieron sobre la mesa la misma y candente cuestión: la necesidad de negociar un nuevo modelo de financiación autonómica que supere las evidentes disfunciones y contradicciones del actual. En el caso de nuestra comunidad, dichas disfunciones se vienen poniendo de manifiesto conforme la población aragonesa envejece y buena parte de nuestro territorio se vacía. El coste de los servicios se incrementa de forma constante y asfixiante.

La misión de consensuar un nuevo modelo financiero debería prevalecer sobre los obstáculos que pueda estar planteando el conflicto en Cataluña... o las complicadas negociaciones entre Moncloa y el PNV para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado. No cabe que el resto de España permanezca en una situación tan indeterminada como insostenible. Aragón no puede esperar tanto. La convocatoria del Consejo de Política Fiscal y Financiera, un organismo que apenas se reúne, habría de producirse ya. Es preciso que todas las partes pongan sobre la mesa sus propuestas para replantear la financiación de las autonomías con criterios de solidaridad, eficiencia y responsabilidad.

El Gobierno aragonés está esforzándose en revertir los recortes que se produjeron en la anterior legislatura. En las actuales circunstancias, eso no se puede hacer sin incrementar la deuda o mantener una carga impositiva que algunos ciudadanos consideran excesiva. Este 23-A conviene recordarlo, para que la jornada, festiva, sea también un momento para la reflexión y la reivindicación. Nos va mucho en ello.