El día de Nochevieja por la mañana me compré la camiseta del Real Zaragoza, sesenta euros. Y me la puse --supersticiosamente-- para cambiar el año. No se me ocurría otro smoking mejor. Ahora la volveré a sacar del cajón. Víctor Muñoz ha vuelto y hasta en los bares del Actur, que ya es un poco Huesca --un poco Artieda (resiste)-- se notaba la euforia. Había otras caras por los bares. Hasta los actos protocolarios, el reparto furgonetil, la logística diaria de esta city ya un poco inabarcable, iban con más vidilla. La prensa estaba desparramada por las páginas de fútbol. La parroquia tenía otro semblante, otras ganas de vivir. En una encuesta de la SER de hace un año más o menos, el Zaragoza salía en cuarto lugar en las preferencias de los aficionados españoles, después del Madrid, El Bar§a y El Atlético. Aquí hay cuarenta mil personas dispuestas a llenar la Romareda. El RZ tiene una gran imagen en el país; quizá como la propia ciudad, es un equipo que da buen rollo. Son cosas muy importantes. En el Congreso de Periodismo Digital de Huesca contaba Forges anécdotas de cuando su hermano era corresponsal de guerra, y el altoaragonés Enrique Serbeto, corresponsal del ABC , explicaba lo mismo de cuando estuvo en Irak y otros conflictos: un periodista salvó el pellejo por llevar en la cartera una foto de Butragueño (se la dedicó a su hijo y por suerte olvido dársela). Ser del Madrid o del Bar§a puede resultar decisivo. A otra escala, el RZ es global. Los equipos de fútbol van por esos mundos aireando el nombre de sus ciudades. Son la cultura de masas de ahora. Se pacta una tregua, se interrumpen las atrocidades para ver jugar. Con Víctor Muñoz la Expo está más cerca.

Víctor Muñoz tiene más rasmia y más corazón que cuando corría por esas bandas con el tórax de Robocop. Sabe lo que quiere la grada, y lo ha dicho enseguida. Es valiente. Con la llegada de Víctor, hasta la Chunta va a revisar su negativa a pensar en un nuevo estadio. Deberían ponerles a los jugadores el partido de la promoción contra el Murcia del 91, con el tándem Víctor-Pardeza. Pardeza dijo aquel día agónico que el regreso de Víctor era fundamental para salvar al equipo. Hemos estado abrasados demasiado tiempo, los primeros los jugadores, luego la afición, y de retruque toda la ciudad y su imagen exterior, global. Ya no me quito la camiseta ni para dormir.

*Periodista y escritor