A Theresa May se le presentan dos años de órdago. En pocos días activará el artículo 50 del Tratado de Lisboa que dará luz verde al proceso formal de salida de la UE. Se iniciará entonces un complicado proceso para el que Londres carece de grandes expertos en el tema. Paralelamente, deberá negociar un nuevo referéndum sobre la independencia de Escocia anunciado esta semana por la ministra principal, Nicola Sturgeon. Si las negociaciones sobre el brexit no serán fáciles, tampoco lo serán las que pueden abocar en la ruptura del Reino Unido. Los escoceses votaron en contra de la independencia en la consulta del 2014, pero el brexit ha modificado la relación de fuerzas. La que es la sociedad más europeísta de Gran Bretaña quiere seguir en la UE. En el referéndum sobre Europa promovido por David Cameron, el anterior primer ministro conservador y responsable de la confusión que hoy reina en el país, los escoceses votaron nayoritariamente a favor de seguir en la UE (un 62%). Cuando se acerca la hora de la verdad, Edimburgo quiere defender sus intereses europeos. Se discutirá sobre la convocatoria, habrá disputas sobre el calendario y sobre la formulación de la pregunta. Al final, puede haber espacio para un compromiso si May consigue un estatus especial y satisfactorio para Escocia. Mientras, May pagará muy caro el precio de un dislate como es el brexit.

El Colegio Oficial de Arquitectos de Aragón ha elaborado un informe de conclusiones sobre movilidad en Zaragoza, después de varios talleres desarrollados durante los meses de enero y febrero, en los que sugiere que el debate se ha planteado de forma errónea ya que, a su jucio, debría haberse reordenado toda la red de autobuses urbanos de forma previa a la discusión sobre el trazado de la línea 2 del tranvía, cuyo recorrido se fijó con la participación en consulta de los ciudadanos. Una fórmula que los arquitectos tampoco consideran la idónea. Desde el colegio oficial se apuesta por la conexión desde la estación Intermodal con la de Miraflores a través de la avenida navarra, los paseos de María Agustín, Pamplona y Sagasta (no Constitución) y a través de Tenor Fleta alcanzar el tercer cinturón , con una malla urbana de autobuses frente a la actual a la que califican de incomprensible para el ciudadano, poco eficiente y lenta. Cualquier aportación a un concepto como la movilidad de una gran ciudad debe ser bienvenida y más si parte de un colectivo como el de los arquitectos, profundamente vinculado al urbanismo y atento al desarrollo de la misma. Pero el equilibrio entre decisiones técnicas, ciudadanas y políticas ha de tenerse en cuenta, en un momento en el que otros operadores clave en el transporte público, como son los taxistas, también han pedido paso, proponiendo una revisión de tarifas y la limitación de plazas.