Parece muy acertada la decisión del consejero de Educación del Gobierno de Aragón, Felipe Faci, de no abrir más las aulas en lo que queda de curso y continuar con el modelo de formación a distancia implantado desde la entrada en vigor del estado de alarma. Las medidas sanitarias hacen imposible que los alumnos y los profesores se vean cara a cara en sus centros habituales y eso es lo primero que hay que tener en cuenta para evitar repuntes en los contagios que frenarían todo lo conseguido durante estos meses de confinamiento. Este tipo de enseñanza, que permitirá tutorías en los segundos cursos de Bachillerato y de Formación Profesional, debe tener una continuidad el curso que viene para evitar retrocesos en la enseñanza, que es el riesgo que se corre. Ahí, profesores y padres sí que tienen que hacer un esfuerzo para que ningún escolar se quede atrás por el cambio forzado de educación.