El Gobierno de Aragón observa con frialdad y recelo la posibilidad de que Jesús García Pitarch compre el paquete accionarial del Real Zaragoza que ostenta Agapito Iglesias y que supone el 94% del capital social. La DGA, y también su presidenta, Luisa Fernanda Rudi, conocían desde hace unas semanas la intención hecha pública por el director general del club, pero el Ejecutivo aragonés ni ha respondido ni piensa hacerlo, dejando en evidencia un claro distanciamiento. El nexo de unión entre Agapito y Pitarch, porque fue de la mano del empresario soriano en julio pasado como desembarcó el director general en el Zaragoza, es una de las causas principales de esa frialdad por parte del Gobierno de Aragón, por no decir la fundamental.

Las relaciones entre la DGA y Agapito Iglesias no han sido nada fluidas en los últimos tiempos y desde su llegada al club Pitarch ha intentado, sin demasiado éxito, tender puentes de acercamiento entre ambas entidades. Sin embargo, Pitarch no deja de ser un empleado de la SAD de la que es máximo accionista Agapito y eso dificulta en demasía cualquier acercamiento.

EL INTENTO La última vez que el director general intentó tender esos puentes fue el 12 de febrero en Madrid, cuando la presidenta de Aragón presentó en Madrid el Plan de Atracción de Inversiones dentro de la jornada Competitividad y crecimiento, a la que asistieron diversas personalidades del mundo empresarial, como los presidentes de Telefónica, César Alierta, General Motors, Antonio Cobo, o el del ICO, Román Escolar. García Pitarch habló ese día con diversos colaboradores de la presidenta del Gobierno aragonés para hacerles partícipes de su idea y para tantear el grado de colaboración que podría tener desde el Ejecutivo para llevarlo a cabo. La DGA se limitó a guardar silencio y, a día de hoy, sigue en esa postura.

En estos meses desde que está en el Zaragoza Pitarch no se ha reunido con representantes del Gobierno aragonés en el Pignatelli ni las diversas comunicaciones que ha mantenido han servido para que las relaciones fueran más fluidas. De hecho, desde el Zaragoza se cursó invitaciones a diversas personalidades del Gobierno de Aragón para que acudiera a la cena del Club de Empresas del Real Zaragoza que se celebró el pasado jueves --por la mañana había hecho Pitarch pública su intención de comprar el paquete accionarial de Agapito-- y nadie acudió, otra señal evidente.

Aquella mañana del 6 de marzo Pitarch hizo oficial lo que ya era un secreto a voces: "Tuve varias conversaciones con Agapito sobre la necesidad de contar con tiempo para que el club estuviera más estable y de ese modo poder venderlo mejor, pero las incidencias judiciales han acelerado toda esta crisis. Y yo me he atrevido a trasladarle mi interés y el de algunos empresarios aragoneses en poder adquirir sus acciones. Eso es algo que él debe valorar y pronunciarse, pero no tengo ninguna duda de que ese es también su interés", dijo, sin aclarar qué empresarios aragoneses irían en una aventura que de momento empezaría él con la idea de captar capital de la región con posterioridad. La idea de Pitarch es no hacer un desembolso muy elevado por el paquete accionarial de Agapito. Así, la oferta estaría entre el millón y los dos millones de euros teniendo en cuenta que el valor nominal de las acciones ronda los 2,5.

Además, el director general zaragocista también reconoció que al poco tiempo de haber sido contratado por Agapito por un periodo de dos temporadas le solicitó la posibilidad de que le cediera la representación política de sus títulos, pero que el accionista mayoritario no tuvo en cuenta esa propuesta.