La incorporación in extremis de José María Movilla --se logró su cesión a unas pocas horas del cierre del mercado de invierno-- aparece como la principal causa de un Real Zaragoza que está a punto de rubricar su continuidad en Primera después de un penoso peregrinaje hasta su llegada. Debutó en la Liga junto a Dani, en la jornada 23, contra la Real Sociedad. Ha disputado ocho partidos y el equipo sólo ha perdido uno bajo su trascendental influencia. Tomó la riendas en el campo dos encuentros después de que Víctor Muñoz se hiciera cargo de un conjunto que venía de caer goleado en casa con el Mallorca (1-3) y de perder (1-0) en Murcia, frente al colista, con los mismos defectos de la era Paco Flores .

Movilla no ha marcado un gol, ni tampoco se le recuerda una asistencia o un quiebro maravillosos, pero su sexto sentido para la conducción de la pelota, la interpretación de los ritmos que necesita cada momento en cada partido y su infalible precisión en el pase ha dado vuelo a la mayoría de sus compañeros. Antes, el Real Zaragoza jugaba a ciegas; ahora con este generador de luz, ha salido del túnel sin un fútbol espectacular, aunque con coherencia, personalidad, carácter y sentido común. Precisamente las virtudes que definen a Movilla. Existe un detalle reciente que dice mucho de su influencia: tuvo una actuación casi irrelevante ante el Celta y ese día se vio al peor Zaragoza desde que vino el centrocampista madrileño.

No es el único responsable de la reacción --resultaría desorbitado decir Movilla y diez más--, si bien se antoja seguro que sin él la situación no sería la misma. Otra de las figuras relevantes del cambio ha sido Villa. Desde el fichaje del mediocentro, punto de partida real de la consecución de resultados positivos, el asturiano, liberado por la cercanía de un Dani sin mucho fuelle todavía pero con bastante criterio en la zona de enganche, ha marcado cinco goles de vital importancia.

Existe otro factor fundamental para la construcción de este Real Zaragoza más creíble, y no es otro que su entrenador. No hay que olvidar que una llamada suya a última hora convenció a Movilla para venir en auxilio del equipo, y que, favorecido por esa referencia fundamental en la columna vertebral, ha aportado alegría, acercamiento, conocimiento del material del que dispone e inteligencia para utilizarlo, además de algunos detalles tácticos muy notables en la gestación del once titular y en las sustituciones.

En la búsqueda de otras razones colaterales del salto cuantitativo del Real Zaragoza, asoma el allanamiento del camino que ha tenido en cuatro de sus últimos ocho encuentros al verse en superioridad numérica por expulsión justa de jugadores rivales. Este cóctel de variados ingredientes lo ha agitado Movilla hasta producir un equipo confiado y creciente, un Zaragoza más compacto.

Mayor calidad en la posesión de la pelota

Hacía falta, mucha falta un tipo de jugador de sus características. Con Movilla, se ha elevado la calidad de la posesión del balón. Antes de su adquisición temporal, la pelota pertenecía al enemigo con insultante superioridad. El Zaragoza corría sin fuste detrás de la pelota, y, como consecuencia de las lagunas creativas en el centro del campo, Alvaro y Milito eran los suministradores habituales y lejanos de Villa. Se arropaba el equipo en defensa con Ponzio y Soriano de escudos y se esperaba la iluminación guerrera del delantero. Con Movi ofreciéndose desde todos los ángulos, los centrales han ajustado sus posiciones, la salida de los laterales es más atrevida porque sus desmarques hallan sentido en un toque preciso, y los mediapuntas han recobrado un papel más ofensivo en función de esa mejora en la transición y en la combinaciones. Savio y Cani ya no salen de zona para recoger y fabricar, dosificando sus esfuerzos para labores de mayor lustre, y Villa tiene en Dani un aliado de nivel. Movilla se presenta en zonas intermedias y dirige la mayoría de las operaciones, incluida la del repliegue defensivo, desplegando un catálogo más apto para el lucimiento de quienes le rodean que para el suyo propio. Ese altruismo, gestionado en el conocimiento exacto de su juego, es otra de sus grandes cualidades. Ha disputado los ocho partidos completos.

Los goles de Villa son más valiosos

Con Paco Flores dio la cara y con Víctor Muñoz sigue partiéndosela, ajeno a los cambios en el banquillo, centrado en el gol, su pasión desaforada. Si antes su ascendencia en el juego no admitía discusión, ahora mucho menos. El ariete ha logrado cinco goles desde que Movilla manda en el eje de la medular: dos a la Real Sociedad (2-1), el último al Villarreal (4-1), el del triunfo ante el Málaga a pase de Yordi González y el del empate con el Espanyol. Cinco tantos que se traducen en siete puntos para huir de la zona pantanosa de la clasificación y situar al Real Zaragoza en la posición más cómoda de la temporada. En la primera vuelta, sus siete dianas produjeron los mismos puntos que en este trayecto.

Cuatro partidos en superioridad

El Real Zaragoza ha conseguido sus últimas cuatro victorias, las del despegue, en superioridad numérica por expulsiones de sus contrincantes. Ninguna de ellas se puede considerar error arbitral, por lo que el equipo aragonés se ha limitado a aprovechar al cien por cien esa ventaja. Contra el Villarreal, el marcador señalaba un 2-0 favorable a los hombres de Víctor Muñoz cuando Téllez Sánchez mostró la roja por doble amonestación a Quique Alvarez (m.21). El festín acabó en 4-1. En Valladolid, con empate a un tanto, Ricchetti se fue a la ducha, también por dos amarillas en el minuto 74, y Galletti marcó el gol de la victoria en el 80. Duda, del Málaga, dejó con diez a su equipo al borde del descanso(m.44). Villa rubricó el tanto del triunfo en la segunda parte. El último fin de semana, en Balaídos se daba por fijo el empate a cero contra el Celta. Cáceres fue expulsado (m.74) y en la siguiente jugada, Alvaro cabeceó el 0-1. El fútbol ofrece en ocasiones puertas alternativas para salir de los atascos, y el Zaragoza ha sabido abrir ésta para huir a toda velocidad.