El gol de cabeza de César Arzo premió con un punto a un Zaragoza que se sostuvo en el Heliodoro por un Leo Franco providencial y muy poco más. El punto tan apenas tapa el mal momento de un equipo que dio otra ración de mediocridad, con muy poquito fútbol, con jugadores de una titularidad inexplicable se mire por donde se mire y con una defensa que fue una autopista por la que el Tenerife campó a sus anchas. Aún se tienen que estar preguntando en la isla cómo se les pudo escapar esa victoria que tenían encarrilada con el gol de Juanjo, de cabeza para no variar, porque el Zaragoza, que suma tres jornadas sin ganar y un punto de nueve, no mereció ese premio conquistado desde la pobreza y que mantiene al equipo en zona de promoción a la espera del Numancia-Córdoba de hoy, aunque el Eibar, primer clasificado, ya se aleja a 8.

Se quejó Herrera tras el partido del ruido y el caos en el que vive el club, fuente de problemas que dificultan su labor. Y también aludió a las bajas. En ambos casos tiene su razón, pero no es menos cierto que su Zaragoza, excepción hecha de enero, no arranca, no es un equipo con personalidad y carácter, que muestre un mínimo de consistencia para pensar en el ascenso. Y es indiscutible su persistencia errónea en algunos jugadores que no están, sobre todo Luis García, mientras que la mediocridad del equipo ha empobrecido la versión de otros, con el caso de Montañés como palmario.

Así que el Zaragoza se ha devorado ya 26 jornadas sin tener una filosofía de juego, con un ambiente de impagos y conflictos que solo perjudica y con un caminar por Segunda que solo invita a pensar que subir es casi una quimera. La igualdad en la Liga le mantiene con vida, pero en algún momento ha de dar un paso al frente creíble y sostenido en el tiempo. Y no solo no lo da, sino que cada vez parece más lejos de hacerlo. Al horror de Lugo le siguió un partido casi calcado en prestaciones, con algo más de llegada, porque el Tenerife no destaca ni mucho menos por su contundencia atrás, pero con igual y deprimente sensación de flojera general.

POR LA BANDA DE RICO Con el único cambio de Víctor además del retorno de Arzo atrás y con Luis García y Montañés en los carriles salió el Zaragoza a un Heliodoro bajo los efectos de un temporal de agua y viento. Y decidió que el protagonista iba a ser el Tenerife, que creció en la medular con un Aitor Sanz agigantado y que buscó las alas con Suso y Cristo Martín y la velocidad arriba de Ayoze. Desde el principio se vio que el Zaragoza no iba a encontrar muchas respuestas. No las tuvo Rico, cuya banda ya la han señalado en rojo los rivales, y Laguardia y Fernández no tardaron en hundirse en los nervios. Arriba, no había mejores noticias, solo las que traía Víctor y la movilidad sin premio de Roger. Demasiado poco.

Con todo, tras varias apariciones de Leo Franco en centros peligrosos, el Zaragoza pudo marcar si Cidoncha no se hubiera llenado de balón con Víctor solo. Al madrileño le sobra derroche físico, pero le faltan toneladas de fútbol. Con el Tenerife gobernando una medular en la que Paglialunga desaparecía sin remedio, el gol llegó por el costado de Rico. Suso le encaró y su centro lo remató Juanjo con Laguardia pensando en si había olvidado apagar las luces al salir de casa.

Luis García, lento y ayudando poco atrás, mandó al limbo una ocasión que había generado la única aparición potable de Montañés, pero fue el Tenerife el que pudo ampliar su renta. Leo sacó el disparo de Cristo Martín a bocajarro tras otra jugada de Suso. Con esa mala sensación se fue el Zaragoza al descanso, en el que Herrera decidió no tocar nada, una decisión difícil de entender. Como nada movió, el partido siguió igual. Un error de Paglialunga y otro de Cidoncha acabaron en las botas de Ayoze Pérez, un futbolista lleno de desborde y al que le falta puntería.

Herrera, por fin, vio que era el momento de los cambios. Con Henríquez, algo perdido en su retorno, por Luis García y Tarsi por Paglialunga el equipo ganó hechuras y equilibrio, además de pasar a jugar con dos puntas. Que fueron hasta tres con la entrada de Diego Suárez, a buen nivel al igual que Tarsi. Los dos merecen contar con más presencia.

Aun así, Ayoze tuvo otra tras una equivocaión de Laguardia y Leo Franco volvió a estar providencial ante el recién salido Aridane. El caso es que el Zaragoza llegó vivo al tramo final. Y se encontró con el premio. El Tenerife mostró toda su flojera atrás en una falta que cabeceó Arzo tras el envío de Rico. La salida de Roberto, de nota. Faltaba poco, había dado un golpe y podía llevarse el partido, pero la respuesta del equipo fue un manantial de nervios e imprecisiones. Édgar, Ricardo y Ayoze tuvieron el gol y el Tenerife la victoria. Sin embargo, el Zaragoza salió vivo y con un punto. No lo merecía.