En nivel de iniciación al euskera el buen alumno futbolístico reconocerá Osasuna como sinónimo de fuerza, valor y salud. No está claro quién bautizó al club cabecera de Pamplona con este vocablo vasco. Sí que fue hace cien años. En su fundación, en 1920, en una taberna de la Plaza del Castillo. La oficialidad le da la autoría a Benjamín Andoain. Un estudio posterior alerta que la novedad, porque para entonces el inglés inventor era el idioma puntero de los Football Clubs, tuvo a su padre en Eladio Cilveti, fusilado en la Guerra Civil y quizá por ello olvidado. Sea como fuese, acertó plenamente con la marca. Más en este su centenario, donde no hay mejor homenaje en medio de una pandemia que este nombre al valor de la salud y sus guardianes. A ese Sadar remodelado en celebración callada acude el Huesca justamente a eso, como si fuera a un sanatorio a curar sus maltrechas heridas.

A disco rayado, a historieta de abuelo, suena el repetitivo objetivo semanal de Míchel y sus fieles jugadores. La ansiada victoria, esa que traviesa juega al escondite, vuelve a ser la única meta en el horizonte inmediato, el de la taquicardia. En el viaje más breve de la temporada, a la orilla de los Pirineos, espera atrapar esos tres puntos que se resisten tras nueve jornadas de retorno. Es el único dueño de Primera que no conoce ese signo de felicidad que descargaría mucha tensión después de tantos partidos dominados, de tantos disparos al aire o atajados, de tanta puntería desviada, de tanto dolor recibido por muy poco, de ser colista sin merecerlo.

Si se consigue reducir las pulsaciones y mirar hacia el fondo, el Huesca mantiene todas las constantes vitales y se siente fuerte en su apuesta de fútbol. Más después de dos semanas de concentración y trabajo para acondicionar ideas y afinar parámetros tras salvar un punto ante el Eibar y romper la racha de dos goleadas. Una pretemporada por orden de las selecciones en el borde del paso del primer cuarto de temporada, en el que el técnico no deja de estar en entredicho por la ausencia de resultados, que no de juego, ni mucho menos por la unión y el discurso que a su favor lanzan los pesos pesados del vestuario. Sin embargo, la ley del deporte impera por encima de sensaciones o estadísticas favorables. Jugar y ganar o jugarse el despido.

Este periodo ha contribuido además a integrar a Shinji Okazaki en los entrenamientos grupales. El samurai japonés ha superado tras cuatro partidos su primera lesión muscular en su carrera. La actitud del nipón es crucial para revertir esa acumulación de errores de cara a portería contraria y suma más arsenal al que poco a poco va acumulando el Huesca. Pugnará con Sandro por un puesto en el once junto a Rafa Mir, el goleador eclosionado desde la ausencia de su partenaire asiático.

Otras dudas reculan en la defensa. El lateral derecho sigue siendo una intermitencia entre Maffeo y Pedro López, mientras que en la parte central Insua relevó a Pulido ante el Eibar y debería continuar. Ontiveros y Sergio siguen a la espera de más minutos en un centro del campo que necesita la pegada en llegada de Mikel Rico y una mejora en la producción ofensiva de Borja García. Doumbia es baja segura y Silva será duda, ambos los fichajes menos utilizados, por problemas musculares. Formará como titular Andrés Fernández en el regreso al club que le dio la oportunidad de consolidarse en la élite.

La salud ha sido el gran problema para Osasuna en la temporada de su centenario. Las lesiones se han ido sucediendo como quebradero de cabeza para Jagoba Arrasate. Dolorosa hasta en Huesca es la del Chimy Ávila, comandante en jefe en los recuerdos de El Alcoraz, que en media temporada se ha roto el cruzado de ambas rodillas. Tampoco estará Juan Pérez, el chico de Almudévar que el año pasado debutó como meta en Primera. Formado en la cantera del Huesca hasta juvenil, no jugará contra su equipo de toda la vida por una rotura en el bíceps femoral. A estas ausencias se unen las de Aridane, Torró, Calleri y Brandon. A eso hay que añadir que los internacionales Budimir (Bosnia) y Moncayola (U21) no han estado durante toda la semana, al igual que Oier y Roberto Torres (Euskadi).

Osasuna es 13º con diez puntos, aunque lleva dos jornadas de derrotas y un partido aplazado. En su feudo suman dos triunfos (Celta y Athletic) y dos resbalones (Levante y Atlético). Lleva los mismo goles que el Huesca (7) disparando mucho menos (81-61) y la diferencia está claramente en la defensa, donde es la cuarta mejor del campeonato. Las dos últimas visitas al Sadar han sido un empate y una victoria oscenses.