Los investigadores del Instituto Antártico Británico también han observado que en las mismas aguas donde declina el krill han aumentado las salpas, unas criaturas semitransparentes que se agrupan en enjambres de miles de individuos y son típicas de mares más templados. Sus depredadores son diferentes de las que comen krill.

Josep Maria Gili y José Manuel Fortuño, del CSIC en Barcelona, ya habían detectado en estudios anteriores que la abundancia de salpas en aguas antárticas provocaba un descenso de otros animales filtradores de agua. En cambio, en el resto del mundo, posiblemente debido al aumento de temperaturas, "el plancton se está incrementado", precisa Gili.