El 85 por ciento de las zapatillas falsas de las mantas han llegado hasta ahí en pequeños envíos de mensajería, paquetes de no más de cinco pares con remite nacional o extranjero. Y 51 de cada 100 bolsos de imitación que exhiben los manteros llegaron de la misma forma, en cajas pequeñas, a veces de un solo elemento. Es una conclusión de los investigadores de la Oficina Europea de Propiedad Intelectual (EUIPO). A este mercado clandestino le sale algo más cara la mensajería que el barco y el furgón, pero el método minimiza riesgos y pérdidas.

La recogida en destino no es complicada para los manteros o sus suministradores, explican fuentes policiales. «Los documentos africanos son fáciles de falsificar», dicen. Con documentos senegaleses o gambianos, o de otros países africanos, y con muchos nombres que gastar, los recogedores de la manta acuden a oficinas de mensajería. Y no solo ellos: la Policía no descarta la participación de españoles como falsos destinatarios a cambio de comisión.

Las mismas fuentes policiales explican la enorme dificultad de controlar cientos de miles de paquetes en las aduanas. De los 6,2 millones de objetos falsificados de toda clase incautados por las Fuerzas de Seguridad en 2017 -último dato disponible-, solo 1,4 millones fueron interceptados en recintos aduaneros, puertos y aeropuertos. El resto se hallaron en mercadillos, aceras, contenedores, naves industriales y casas de campo. En todas esas operaciones se detuvo a 1.237 personas.

CAMBIOS / Cuando el origen de la falsificación es China o Turquía (los mayores puntos de fabricación), es clave para el envío parar y reetiquetar. La EUIPO identifica los puertos de Hong Kong, Singapur, Abu Dabi (Emiratos Árabes), El Pireo (Grecia) y Durres (Albania) como puntos de tránsito. Y eso, en el viaje de los productos falsos, significa cambio de contenedor, cambio de etiqueta, cambio de remitente y dispersión de la carga en miles de paquetes a través de DHL, UPS, MRW... o los servicios públicos de correos.

Para la EUIPO, Marruecos es también un «importante punto de tránsito», dice su informe anual de 2017, para falsificaciones que llegan desde Arabia Saudí. Las han transportado por el norte de África camioneros egipcios, en su mayoría. De las falsificaciones que entran en Europa, Marruecos es «con particular significación».

Cuando no se traen por mensajería, el tránsito por España de bolsos, camisetas, sudaderas, zapatillas, y gafas falsas con destino a la manta se lleva a cabo bajo control, mayoritariamente, de intermediarios marroquíes. Lo afirman fuentes policiales en base a su experiencia dando golpes a estas redes.

En los últimos siete años, la Sección de Propiedad Industrial e Intelectual de la Policía Nacional, 20 agentes bajo el mando de la inspectora jefe Mónica Dopico, ha detenido a 1.882 traficantes en 304 investigaciones. Y la Guardia Civil, con datos más dispersos en el ámbito rural, intervino 965.000 objetos falsificados en 2016.

En todas esas operaciones viene repitiéndose un truco: viajan los bolsos falsos entre bolsos buenos para disimular, en proporción de cuatro a uno. En numerosas ocasiones, como en el caso de las imitaciones de Michael Kors, van bolsos pequeños dentro de grandes. Y muy a menudo viajan en un camión los bolsos mudos, sin logos, y en otro camión los remaches, candados y placas de marca, que ya colocará el mantero antes de llevarlos a la acera.

El dato es provisional: los investigadores privados que trabajan para Nike observando el top manta tienen aseGUrado que estos métodos de tránsito cambian cada18 meses. El precio del producto falso irá subiendo en su viaje hasta la manta. Un bolso imitado a Louis Vuitton de tamaño mediano y categoría A -la imitación más básica y de peor calidad- cuesta al intermediario cuatro euros en fábrica. Diez si es AA. Ya en España, cuando lo recoja el mantero, le costará entre siete y 12 euros. Más o menos el mismo precio que le costará al feriante de mercadillo. Pero no competirán entre sí: cada uno tiene su territorio.

Made in ‘Fonte Labra’ / En el mercadillo del Real de Melilla no hay top manta. Apenas hay manteros en los mercadillos españoles, vetados por los tenderos que montan puestos y tenderetes legales. Lo que no consiguen los ayuntamientos en las aceras lo logran los feriantes en los mercadillos, donde hay un producto que se ha convertido en rara joya en el lugar: el bolígrafo Montblanc; falso, claro.

En abril pasado, la Vigilancia Aduanera interceptó en el puerto un contenedor de bolsos, gafas, ropa deportiva… y miles de bolígrafos con la estrella blanca. Desde entonces escasea. Con cuentagotas reaparece en el mercadillo, a tres euros el boli. Suelen llevárselos los soldados que quieren regalar algo en la península.

Un bereber que se hace llamar Abdelilá explica que vienen de China. «Llévate, porque los chinos no quieren venderlos en Madrid, solo los traen para fuera. A mí me costó mucho convencer a los de Fonte Labra». El marroquí se refiere a Fuenlabrada, la ciudad madrileña donde está el más grande chinatown de España.