La décima conferencia de la ONU sobre Cambio Climático (COP 10) no parecía tener ayer el final anhelado. Los ministros y delegados de los más de 180 países presentes en Buenos Aires buscaban un consenso que se les iba de las manos y, a las diez de la noche de ayer (hora española), seguían negociando para lograr un acuerdo cuyo contenido, en cualquier caso, será muy decepcionante.

La esperanza inicial que sobrevoló la capital argentina, alimentada en buena parte por la inminente entrada en vigor del Protocolo de Kioto, que establece reducciones para la emisión de gases de efecto invernadero --una realidad que se hizo posible tras la ratificación de Rusia-- se fue diluyendo con los días.

La pregunta sobre lo que hay que hacer a partir del 2012, cuando deje de regir el protocolo, no encontró una respuesta común. El ministro de Salud y Ambiente argentino, Ginés González García, anfitrión del encuentro, tuvo que suspender en varias oportunidades su encuentro con la prensa, en el que debía realizar un análisis de todo lo ocurrido.

"Todos los temas se están negociando: existe un ansia común de seguir avanzando", aseguró, mientras era acompañado por la secretaria ejecutiva de la convención, Joke Waller-Hunter. "Haremos esfuerzos hasta el final para lograr resultados útiles", señaló Stavros Dimas, miembro de la Comisión Europea responsable para el Medio Ambiente.

OPOSICION EEUU-UE Uno de los asuntos que dividieron las aguas otra vez entre la Unión Europea y Estados Unidos tenía que ver con la propuesta presentada por Argentina de celebrar, en el 2005, dos seminarios que contribuyan a acelerar la discusión sobre lo que se tiene que hacer a partir del 2012. Los representantes argentinos subrayaron que esos seminarios deberían ser de "carácter consultivo", con la participación de científicos y técnicos y sin finalidad "negociadora".

Para Washington, el principal emisor de gases de efecto invernadero, que a su vez se ha negado a ratificar el protocolo, no sólo es "prematura" cualquier discusión sobre el futuro: tampoco le dio el visto bueno a estos encuentros preliminares a la próxima edición de la cumbre.

Por el contrario, la UE apoyó la idea de los anfitriones. Al respecto, el presidente del Consejo de Ministros de Medio Ambiente de la UE y secretario de Estado de Holanda, Pieter van Geel, fue enfático: "Todos sabemos que lo acordado en Kioto --dijo-- no alcanza para luchar contra el cambio climático". "Debemos hacer más", exhortó.

Karsten Sach, jefe de la delegación alemana, consideró que el empantanamiento de las negociaciones tenía que ver con la actitud "estática" de EEUU y las posiciones asumidas por Arabia Saudí y otros países petroleros, que reclaman compensaciones para diversificar sus economías, que giran alrededor de la producción de hidrocarburos.

La UE expresó en Buenos Aires su disposición a aportar el año que viene unos 410 millones de dólares (unos 308 millones de euros) para los fondos de adaptación. Los pequeños estados insulares, amenazados por la paulatina elevación del nivel del mar, instaron a EEUU y los países de la OPEP "a desistir de sus continuos esfuerzos por obstruir la acción contra el cambio climático".

INDIA Y BRASIL La idea de un nuevo periodo de compromisos para reducir la emisión de gases de efecto invernadero tras el 2012 no sólo provoca reticencias en los países de la OPEP, sino en otros como la India y Brasil, dos de los grandes contaminantes, que en Buenos Aires aseguraron no contar con los recursos ni las tecnologías suficientes para cumplir con metas más ambiciosas.