El riesgo de sufrir enfermedades coronarias es mayor en ancianos. Según la Sociedad de Geriatría, entre el 70% y el 80% de la mortalidad por enfermedades coronarias se produce en personas mayores de 65 años, y un 32%, en mayores de 75 años.

En estos casos, la dieta tiene un papel imprescindible. Es necesaria una reducción de la ingesta de grasas saturadas, un aumento del consumo de fibra y del ejercicio físico.