La niña apenas tiene dos meses y los ha pasado llorando, martirizada. La policía detuvo el viernes a un matrimonio acusado de ser el autor de las múltiples y graves lesiones que presentaba su hija. El padre ingresó el sábado en la cárcel Modelo y la madre quedó en libertad con cargos. El bebé seguía anoche en el Hospital de Vall d´Hebron de Barcelona. Su pronóstico es grave. No se teme por su vida, pero los médicos no descartan que las palizas puedan dejarle secuelas de por vida.

Las detenciones se produjeron el viernes por la tarde en el Hospital de Vall d´Hebron. Los pediatras del centro alertaron a la policía de que había una pequeña ingresada que presentaba este escalofriante estado: "Fracturas de tres costillas, hematomas por diferentes partes del cuerpo, hemorragias en ambos ojos, hidrocefalia externa, engrosamiento del húmero y fémur por fracturas anteriores no curadas y consolidación de una fractura en la zona occipital del cráneo". Ya en las dependencias policiales, el padre, un peruano de 30 años, se negó a declarar. La madre, también peruana, de 27 años, aseguró no saber nada de malos tratos. La mujer explicó a la policía que ella había estado unos días enferma, ingresada en un hospital, y que una tía suya se había hecho cargo de la pequeña.

NO SE DEJABA TOCAR La madre reconoció que su pequeña llevaba unos días rara y como ausente. Llegó a declarar que la niña no se dejaba tocar y que, al mínimo roce, lloraba mucho. Pero agregó que en ningún momento relacionó ese comportamiento con posibles malos tratos.

El miércoles, dos días antes de la detención, la tía de la pequeña la llevó a la visita periódica que tenía con su pediatra en un Centro de Atención Primaria (CAP) para que la vacunaran. Durante la visita, el médico se percató de que la niña no estaba bien y redactó un informe que entregó a la tía, alertándola de que la llevara rápidamente a urgencias.