El Fórum abrió sus puertas con una inesperada tranquilidad, sin la masiva asistencia prevista, ni los temidos desbordamientos. Más de 16.000 visitantes, según cifras oficiales facilitadas por la organización, visitaron ayer el recinto. Un número bajo, por ser un domingo festivo y soleado, aunque con rachas de fuerte viento, que arruinó las previsiones del Fórum. Dos de los espectáculos permanentes, Fantótems y El Gigante de los 7 Mares , tuvieron que ser suspendidos, y sólo se pudieron ver al atardecer, lo que acentuó un debut por debajo de las expectativas.

Salvo algunas colas en el momento de la apertura y a la entrada de la exposición de Los guerreros de Xian , el día transcurrió sin sobresaltos ni aglomeraciones. La inmensa plaza, semidesierta durante muchos momentos, constituía un espectáculo preocupante, si el reto final es alcanzar los 7,5 millones de espectadores, fijados por el alcalde de Barcelona y presidente del Fórum, Joan Clos. Ese listón, que exigiría la entrada diaria de más de 50.000 visitantes a lo largo de los 141 días, va a ser ya una losa para los trabajadores del Fórum. Las 1.000 personas que se acumularon a la entrada horas antes de abrir las puertas hicieron pensar en un estreno desbordante, pero la realidad distó mucho de ser así. Hubo, además, problemas en el acceso porque las máquinas no reconocían la validez de algunos de los tíquets vendidos de forma anticipada. El primer visitante del Fórum fue Cosme Saló Ibars, un jubilado de 68 años, que guardó dos horas de cola.

Durante la jornada, los visitantes llegaron de forma muy tranquila y escalonada, y pudieron disfrutar de las cuatro exposiciones sin los aprietos de los ensayos. Muchos de ellos lamentaron no poder entrar comida en el recinto y criticaron la "pobre oferta" de entretenimiento, ayer desbaratada además por el viento.

RECTIFICAR DECISIONES La organización anunció que "tomará nota" de los errores y quejas del público, pero no dijo que la alarma, puertas adentro, se ha encendido. Hasta llegaron a calificar el recinto de "extraordinariamente grande", como un síntoma de clara preocupación. Decisiones radicales, como la prohibición de entrar comida, o de salir del recinto una vez se ha validado la entrada, serán inmediatamente revisadas. "El Fórum debe tener capacidad de reacción y atender las peticiones de los ciudadanos", comentó el consejero delegado Jaume Pag¨s.

Mientras se analizan las encuestas de calle, la organización insiste en que "quiere escuchar" y considerar todas las reclamaciones. Pero le incomodan las expresiones de los grupos anti-Fórum, que van a merecer el celo policial. Ayer un pequeño colectivo quiso alborotar enganchando pegatinas cerca de las taquillas de entrada.