Hay cautela, peticiones de que sigan las negociaciones entre China y Estados Unidos y ansia de que los dos países se marquen objetivos todavía más ambiciosos, pero hay también consenso casi absoluto en la importancia que tiene el pacto bilateral anunciado ayer, sobre todo cara a impulsar las negociaciones para conseguir un acuerdo global sobre emisiones en diciembre del año que viene en una cumbre en París.

Washington y Pekín han roto años de bloqueo y han hecho algo que muchos expertos creen que cambiará "las reglas del juego" cara a esa cita en Francia en diciembre del 2015. "Este podría ser un paso crítico para acabar con el atasco en las negociaciones sobre cambio climático", le decía a la agencia Bloomberg desde Seúl Yvo de Boer, que estuvo al frente de la lucha contra el cambio climático en Naciones Unidas entre el 2006 y 2010.

El pacto de Copenhague, en el 2009, no incluyó compromisos legalmente vinculantes sobre reducción de emisiones aunque asumía el caso científico que hace necesario evitar un calentamiento global más allá de 2 grados centígrados sobre los niveles preindustriales.

DÉBIL RELEVO

Fue un paupérrimo relevo para el ya débil Protocolo de Kioto de 1997, en el que solo 37 naciones industrializadas aceptaron compromisos vinculantes. Y Tim Wirth, exsenador de EEUU que negoció antes de la cita de Japón hace 15 años, coincidía ayer en ver en el pacto bilateral entre Pekín y Washington un impulso importante. "Si los dos principales actores del clima son capaces de unirse, desde dos perspectivas muy diferentes, el resto del mundo puede ver que es posible hacer progresos reales", declaró Wirth en NBC. La atención estaba puesta ayer sobre todo en la India, el tercer país más contaminante tras Estados Unidos y China. Sin reacción oficial al cierre de esta edición, de momento la postura de Nueva Delhi es que el país no va a ofrecer un plan de recorte de emisiones antes de la cumbre de París. Como Brasil, Suráfrica y muchos países en desarrollo, la India insiste en reclamar que cualquier tratado tenga en cuenta el "principio moral de responsabilidad histórica".

Hay también quien alerta de que el pacto entre Barack Obama y Xi Jinping puede minar un acuerdo global. "Puede reforzar la idea de que el tratado de París tiene un componente bilateral", alertaba en Mother Jones Kyle Ash, analista de política climática en Greenpeace.