Desde que el príncipe Felipe anunció su boda con Letizia Ortiz, hay un nuevo motivo para visitar Madrid: conocer de primera mano los escenarios del enlace real. El Patronato de Turismo y algunas agencias de viajes han sabido detectar el morbo nupcial que se avecina. La visita cultural Madrid, escenario de la corte --que organiza el Ayuntamiento los sábados por la mañana-- ha ampliado su recorrido para que los turistas hagan parada en algunos rincones que serán noticia el día de la boda. Mientras, varias compañías venden paquetes para viajar a Madrid el fin de semana del 22 de mayo. Por 120 euros, ofrecen alojamiento, tren y plano del cortejo.

A tres meses de la ceremonia, los proyectos turístico-nupciales empiezan tibiamente a calentar al público. El Ayuntamiento anunció la "ruta real" en la última feria de turismo Fitur como uno de los platos fuertes de Madrid Mayo-2004 , un plan para aprovechar el acontecimiento y "proyectar al mundo la imagen de una ciudad acogedora y cosmopolita", en palabras de Pilar Martínez, concejala de Economía.

El sábado pasado, 15 turistas españoles y otros tantos extranjeros se decidieron a curiosear por las calles de la boda siguiendo al guía municipal. La lluvia y el frío no animaban a imaginar lo radiante que lucirá ese día la novia. Más que un paseo por el Madrid nupcial, la niebla convertía la experiencia en un viaje al pasado secular de la Villa y Corte.

A lo largo de hora y media (y por tres euros), la ruta conduce por los rincones con más sabor ausburgo y borbónico. Pero la historia de la plaza Mayor o la de la Villa no levanta tanta expectación como las explicaciones del guía ante el monumento en memoria de las víctimas del atentado que sufrió Alfonso XIII el día de su boda, el 31 de mayo de 1906, en plena calle Mayor.

"Desde aquella ventana, un anarquista lanzó una bomba dentro de un ramo de flores. El artefacto rebotó en un cable del tranvía, y libró a la carroza nupcial, pero explotó entre la gente. Murieron muchos", explica el experto, quien dice que los novios pasarán dos veces por este lugar, para ir a llevar el ramo a la virgen de Atocha.

La visita tiene su dosis de misterio, así como de análisis arquitectónico. Unos metros más adelante, las odas del guía al Palacio Real ("el más grande en número de habitaciones del mundo") se convierten en dardos envenenados contra el diseño de la catedral de la Almudena, "un bodrio, un mamotreto que no pega ni con cola", dice el experto. El guía recuerda que el interior está siendo retocado para la ceremonia. "Pero este desastre arquitectónico no tiene remedio", claudica.