El Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA) de la Guardia Civil culminó ayer una larga investigación que ha permitido desarticular una organización narcotraficante con ramificaciones en Huesca, Lérida, Barcelona y Mallorca. Los agentes realizaron una treintena de registros simultáneos en domicilios y más de una veintena de detenidos, cuatro de ellos en la provincia oscense.

La operación fue la culminación de una investigación desarrollada por los agentes del EDOA de la Guardia Civil de Mallorca durante los últimos meses. Los guardias iban tras la pista de una extensa red de narcotraficantes que presuntamente se dedicaba a introducir grandes partidas de droga en la península, y desde allí en Mallorca, donde era distribuida entre diferentes puntos de venta de la Part Forana.

Esta última fase de la operación contemplaba una treintena de registros simultáneos en domicilios, tanto de Mallorca como de la península. Los agentes realizaron una decena de registros en viviendas de los términos municipales de Andratx, Inca, Muro, Santa Margalida, sa Pobla y Llucmajor. Se trataba tanto de puntos de venta de droga como de casas donde se sospechaba que se almacenaban las partidas antes de su distribución entre otras bandas de narcotraficantes. Uno de estos puntos fue una casa de campo ubicada entre sa Pobla y Muro, que fue inspeccionada por decenas de guardias con perros adiestrados.

La operación estaría vinculada con la intervención el pasado 8 de noviembre de una partida de siete kilos de cocaína en un coche que acababa de desembarcar en el puerto de Alcúdia de un ferry procedente de Barcelona.

La droga fue detectada por uno de los perros adiestrados de la Benemérita, que marcó el vehículo sospechoso. Los agentes realizaron entonces un detenido registro en su interior hasta que encontraron la sustancia estupefaciente. Los agentes destinados en el puerto interceptaron una serie de vehículos conforme descendían del barco, y los sometieron a un control por parte de uno de los perros adiestrados en la detección de drogas. El animal marcó de inmediato uno de los vehículos. Tras realizar una inspección más minuciosa descubrieron que en su interior escondía una gran cantidad de cocaína distribuida en ladrillos. A falta de un pesaje oficial, la droga intervenida era de cerca de siete kilos y una gran pureza, por lo que su peso final, una vez adulterada, podría multiplicar la cifra inicial.