Los Mossos d´Esquadra empezaron a cotejar ayer las llamadas hechas desde varios teléfonos móviles intervenidos en el domicilio de Gilberto Antonio C., el ciudadano ecuatoriano de 43 años detenido el miércoles en Lérida como sospechoso del crimen de María Isabel Bascuñana, la universitaria de 21 años que apareció muerta el 24 de noviembre en el maletero de su coche.

El hombre, que trabajaba como controlador de accesos del párking de una zona de ocio de la ciudad cercana al campus, fue arrestado el miércoles, después de que la policía confirmara que sus huellas coincidían con las halladas en la bolsa de plástico en que estaba envuelto el cuerpo de la joven.

Los teléfonos fueron requisados en el registro del piso que el arrestado compartía con seis personas. María Isabel había comentado a unas amigas, días antes de su muerte, que estaba siendo víctima de un acosador, que la llamaba al móvil desde números restringidos para el destinatario y que, por lo tanto, ella no era capaz de identificar.

Algunos testigos aseguraron ayer que, además, Gilberto Antonio C. atosigaba desde hace tiempo a la muchacha, lanzándole piropos, cuando ésta entraba o salía con su vehículo, que solía estacionar en el aparcamiento donde el sospechoso trabajaba desde septiembre.

María Isabel acostumbraba a ir a ese lugar, al ser el único párking vigilado próximo a la facultad de Derecho de la Universidad de Lérida, donde estudiaba segundo curso.

ANTECEDENTES En la inspección de la vivienda del detenido, que tiene antecedentes penales, los agentes también intervinieron diversas piezas de ropa, con el propósito de comprobar si en ellas aparecen huellas de María Isabel, que podría haber sido abordada por el sospechoso a la salida de la facultad.

La autopsia practicada al cadáver de la joven determinó que la muerte se produjo por estrangulamiento. Los forenses no descartan que María Isabel sufriera alguna insuficiencia respiratoria leve, que pudiera haber precipitado su fallecimiento, ya que no se apreció una presión excesiva sobre su cuello.

Su vehículo se encontró perfectamente estacionado en una calle del barrio de La Bordeta de la ciudad, sin señales de haber sido forzado, por lo que se dedujo que la chica habría invitado a su agresor a subir. La ausencia de otras pruebas que hicieran sospechar que fue agredida sexualmente o víctima de un robo permitió descartar, en un principio, la hipótesis de la acción de un violador o atracador. El móvil del crimen sigue siendo, pues, una incógnita.

Los Mossos d´Esquadra tienen previsto tomar esta tarde declaración al sospechoso, que posiblemente pasará mañana a disposición del juzgado número 2 de Lérida. La fiscal solicitó estar presente durante la declaración policial.