Vandellós-1 era un caso extraño en el parque nuclear español. Era la única central atómica que en 1964 Francia logró vender a España, que entonces era un mercado virgen. Francia, el país más nuclearizado del mundo, pretendía que Vandellós-1 fuera solo la primera de una larga lista de pedidos. EEUU no lo permitió y desembarcó con sus centrales, de tecnología radicalmente distinta, y copó el mapa eléctrico atómico español. Y ahí sigue. El cierre de Vandellós-1 fue una decisión que en su momento sorprendió. El Consejo de Seguridad Nuclear sentenció que su reapertura no merecía ser autorizada. Pero ninguna de las características que agravaron el incidente de Vandellós-1 se daba en el resto de las plantas.