En la cadencia de medidas contra la contaminación aprobadas por Madrid, tras el cierre del centro a los no residentes se abordará la reducción de 90 a 70 km/h la velocidad máxima permitida en la M-30 y en los accesos al centro desde su intersección con la M-40. Aún no tiene fecha, pero podría implantarse a finales del 2018. En la práctica equivaldrá a convertir en permanente la primera medida incluida en el protocolo para hacer frente a los episodios de alta contaminación, que se ha activado ya varias veces desde que entró en vigor a finales del año pasado.