Con el fin de «recuperar todos y cada uno de los derechos arrebatados durante la etapa de recortes en el PP», la ministra de Sanidad, Carmen Montón, reveló ayer cuál es su tercer objetivo al frente del ministerio: que las mujeres solteras y las parejas de lesbianas vuelvan a tener acceso a tratamientos de reproducción asistida, como parte de la cartera de servicios públicos. En primer lugar, el Ejecutivo se ha comprometido a que, en seis semanas, devolverá la tarjeta sanitaria a los sin papeles, tal como se explicó en el Consejo de Ministros del pasado viernes. El segundo objetivo, que quizá lleve «varios meses», será la eliminación del copago farmacéutico para los pensionistas. Y, al mismo tiempo, se estudiará que las mujeres sin pareja u homosexuales tengan derecho a tratamientos de fecundación in vitro o inseminación artificial en los centros sanitarios públicos.

En el 2012, la entonces titular Ana Mato dejó fuera a ambos colectivos, como medida de ahorro, pero con el pretexto de que «la falta de varón no es un problema médico». A partir de entonces, se exigieron «problemas de fertilidad» contrastados para tener acceso a la reproducción asistida. Más adelante se dejó fuera también a las parejas heterosexuales que ya tuvieran un hijo previo. Y en ningún caso se trata a mujeres mayores de 40 años. Lo que obligó a estos colectivos a recurrir a centros privados.