-Su cartera es la que puede propulsar un mayor despegue social.

En todos los campos se puede avanzar, pero la innovación y la investigación son, lógicamente, más de futuro. Aunque el progreso pasa también por las becas universitarias y la mejora y renovación de los planes de estudio, una parte muy importante de las bases para la riqueza y la prosperidad tiene que ver con la investigación.

-¿Por qué España no ha apostado más por ella?

-Yo no lo entiendo, porque los baremos del avance que marca la investigación están claros mundialmente. No invierten más en investigación los países más ricos, sino que son más ricos los países que más invirtieron en investigación. Es una cadena. Empezando por la educación en los colegios, los institutos, las universidades, la red empresarial, la competitividad, la exportación, la innovación y la investigación revierten en más riqueza, mayor recaudación de impuestos, altas tasas de empleo y cualificación profesional. Si queremos todo eso, debemos copiar a los países que más invierten en investigación.

-El mecenazgo privado lo hace.

Sí. Es un cambio de tendencia en el interés de la sociedad por el conocimiento, que en países como Estados Unidos tiene una gran tradición y se ha demostrado que funciona. Nosotros queremos potenciar el mecenazgo, en un par de semanas esperamos tener algo al respecto.

-¿Cómo se puede frenar la fuga de talento?

Nosotros exigimos que la gente esté un par o tres de años en el extranjero para poder darle luego las becas aquí porque así se desarrolla una mente abierta. Pero es cierto que el flujo actual de científicos hacia otros países no es adecuado. Para arreglarlo debemos hacer crecer el sistema aquí. Los científicos son listos, no van a volver si en su propio país no destinamos recursos a los laboratorios. Además, fortaleciendo nuestros recursos en investigación, atraeremos talento de fuera, eso también enriquece.

-El veloz avance que experimentan la ciencia y la tecnología puede hacernos perder de vista ciertos derechos de los individuos.

La evolución tecnológica y científica aporta resultados enormemente útiles. Nuevas especies de cultivo han conseguido reducir ciertas enfermedades y el hambre. Cuando yo era pequeño, era algo impensable pedir una cita con el médico de la Seguridad Social por internet. Los teléfonos móviles conviven con el miedo al daño de las ondas que emiten, un daño que realmente no existe. Hay que explicar las informaciones falsas. Antes los padres o los profesores nos ayudaban, ahora nosotros debemos distinguir lo que es veraz entre millones de datos en internet, donde la mitad de la información responde a intereses.

-Ya no hay marcha atrás.

La sociedad quiere que se haga ciencia. Después de médicos y enfermeros, los científicos están muy bien valorados, pero todavía faltan chicas en carreras de ciencia, para crecer en igualdad, estamos perdiendo ese talento. La microelectrónica y la información piden mejorar la formación, debemos adaptar los estudios a nuestra sociedad tecnológica, pero también es necesario el cambio de la mentalidad de las familias, porque aún las hay que se muestran reticentes a que sus hijos elijan carreras nuevas.

-¿Se fabula en la astronáutica sobre si podría llegar vida de otros planetas al nuestro?

A los científicos nos gusta pensar en lo que sabemos y falta mucho aún por saber si hay vida en otros planetas. En los últimos 15 años, hemos sido capaces de determinar la existencia de miles de millones de planetas en nuestra galaxia, pero no sabemos cuáles son las condiciones para hacer producir vida en ellos. En los próximos tres a seis años, Europa desarrollará tres misiones para buscar planetas con muchísimo más detalle, y España está involucrada. Hay que ir a Marte y estudiarlo. Si encontramos vida, será una enorme ventaja. Comparando la Tierra y Marte, se podrían extrapolar datos a otros planetas. Pero todavía tenemos que saber mucho más de lo que sabemos.

-Puede que ahora alguien esté preguntando a un científico en otro planeta si hay vida más allá.

Tenemos que ser humildes, las distancias en el universo son tan enormes que, si eso pudiera estar pasando, jamás lo sabríamos. No podemos pensar más allá de las leyes de la física. La naturaleza no piensa en nosotros.