El todoterreno Spirit dejó ayer sus primeras huellas sobre el polvoriento suelo marciano. Sus seis ruedas neumáticas avanzaron poco, apenas tres metros, pero lo hicieron sin problemas, como estaba previsto, y luego su cámara trasera inmortalizó el rastro y lo transmitió a la Tierra. La confirmación, alrededor de las once de la mañana, en horario español, desató la euforia en la NASA. Ahora queda por delante, si todo va bien, una apasionante aventura científica de al menos seis meses.

"Marte es ahora nuestro parque de juegos y estamos dispuestos a jugar y aprender", dijo exultante Charles Elachi, director del Jet Propulsion Laboratory (JPL), el centro de la NASA en Pasadena (California) que controla la misión, la más ambiciosa de la historia de la exploración marciana. Fue el segundo movimiento en Marte tras el recorrido realizado en 1997 por Sojourner , el pequeño todoterreno de la misión Pathfinder.

UN AVANCE DE 12 CENTIMETROS Tras el retraso de tres días provocado por un airbag mal replegado, la peliaguda maniobra de descenso funcionó correctamente. El robot, que la víspera había hecho un giro para colocarse en posición, empleó una rampa alternativa para bajar del módulo aterrizador, con el que se posó en Marte el día 3, y luego dio su primer paso: 12 centímetros para la historia. El movimiento inicial fue celebrado sin disimulo y la responsable de las operaciones en superficie, Jennifer Trosper, abrió una botella de champán en la rueda de prensa inmediatamente posterior. "La misión que imaginamos hace tres años y medio es por fin una realidad", dijo.

PAUSA Y CONTINUAR A continuación, el robot aprovechó la primera pausa para enderezar sus cámaras y calibrar sus antenas de transmisión. Y a continuación recorrió tres metros en 78 segundos.

También desplegó su brazo robótico, armado con un microtaladro, un espectrómetro que permite conocer las propiedades magnéticas del suelo, un espectrómetro de rayos X y un microscopio digital. Con todos estos instrumentos se podrán realizar "los experimentos por los que cualquier geólogo daría un brazo", afirmó el responsable geológico de la misión, Ray Arvidson.

Con capacidad para avanzar decenas de metros al día, el próximo objetivo del Spirit está a 250 metros de distancia y ha sido bautizado como Sleepy Hollow. Se trata de un cráter secundario dentro del inmenso cráter Gusev, el lugar de aterrizaje, y se confía que en él puedan encontrarse las primeras pistas sobre el paradero, si es que queda, del agua marciana. Durante el camino recolectará y examinará todo lo que pueda parecer interesante, dijo el martes el responsable científico de la misión, Steve Squyres.

SI LAS BATERIAS AGUANTAN... Después de este recorrido, cuya duración no fue precisada, el vehículo tiene previsto viajar hacia una cadena de colinas a tres kilómetros de distancia para tener una mejor panorámica del planeta. Pero el responsable principal del proyecto prefirió mostrarse cauto sobre ese paso y recordó que el objetivo no es llegar hasta su cima, puesto que el Spirit fue diseñado originalmente para una autonomía de desplazamiento de unos 600 metros: "Esas colinas están cinco veces más lejos. Que nadie piense que vamos a ir hasta las colinas; vamos a ir hacia las colinas".

Además, si surgiera cualquier problema, siempre quedaría una segunda oportunidad: su compañero Opportunity tiene previsto llegar a Marte en nueve días. Se posará también cerca del ecuador, pero en otro extremo del planeta.