Se dice que eran animales tranquilos, que se alimentaban únicamente de plantas y que eran capaces de erguirse sobre las patas traseras para alcanzar las hojas de los árboles. Se les distinguía por su morro de pico de pato , una especie de pala que les permitía alcanzar, de un solo bocado, grandes superficies de hierba. Quizá fue su buen talante el que abocó a los hadrosauros a la extinción, hace 65 millones de años.

Bajo un sol achicharrante, a pocos metros de un bosque de encinas del núcleo de Basturs (Lérida), media docena de paleontólogos catalanes excavan el mayor yacimiento de huesos de estos reptiles hallado en Europa. Hasta ahora, se habían localizado vestigios de hadrosauros en Rumanía, Alemania, Holanda y Francia, "pero ninguno es tan grande y con tanto material como éste", explicaba ayer Rodrigo Gaete, codirector de los trabajos.

El equipo lo forman miembros del Museo de Isona y la Conca Dell , del Instituto de Estudios Paleontológicos de Sabadell y del Museo de Ciencias Naturales de Tremp. Llevan cuatro años investigando en Basturs y, hasta el momento, han encontrado 290 restos óseos.

La cosa comenzó, como casi siempre, por casualidad. Los vecinos de Basturs estaban hartos de encontrar pequeños trozos de fósiles, que, una vez analizados, resultaron ser huesos de dinosaurio. A finales del año 2001, se hicieron las primeras prospecciones y se decidió iniciar una excavación.