La nueva entrega de resultados que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) hizo ayer, a partir de la información extraída de los jóvenes participantes en el informe PISA, es toda una radiografía a la generación que ahora abandona la escuela: los españoles de 15 años se declaran, en términos generales, personas felices, dicen guardar una buena relación con su colegio o instituto y se muestran satisfechos con sus padres y sus profesores.

Practican deporte, pero de forma bastante moderada; solo unos pocos (el 16%) estudian más de 60 horas semanales, hacen amigos con facilidad y la mayoría tiene hábitos relativamente saludables. Pero también son unos adictos a internet (pasan una media de 47 horas semanales conectados a la red) y el 14% de ellos ha sido víctima, en algún momento de sus vidas, de un caso de acoso escolar.

Estas son las principales conclusiones que se desprenden del informe El bienestar de los estudiantes, que parte de la encuesta que voluntariamente respondieron los alumnos de 72 países que participaron en el PISA del 2015. En esta edición, el estudio incluye un nuevo análisis sobre su contexto personal y familiar tras contestar un cuestionario específico de 35 minutos, que, además, en el caso de España, completaron directores, profesores y padres.

En Aragón, el porcentaje de jóvenes que habían vivido alguna situación de bullying se eleva hasta el 13,4%, la quinta más alta de España, según este informe, detrás de Canarias (que encabeza el ránking), Galicia, Baleares y Cataluña. Y similar a la comunidad de Andalucía.

¿HAN SERVIDO LAS CAMPAÑAS?

Estos datos no dejan de ser preocupantes. ¿Qué efecto han tenido entonces las múltiples campañas que desde hace años se vienen haciendo para la prevención del bullying?

La OCDE admite que se trata de un problema grave, que además se ha visto acrecentado por el uso de las nuevas tecnologías. El acoso escolar en España, «quizás no es tan grande ni tan violento como en otros países, pero sí psicológico», advirtió ayer Andreas Schleicher, director del área de Educación de la organización internacional.

Los institutos, los profesores y los padres «están más concienciados respecto a la agresión física, pero no en relación a la social o psicológica, que es más difícil de detectar», señaló el responsable del informe PISA. «Hay formas de acoso más invisibles pero no por ello menos importantes», alertó.

Y aún más doloroso es, si cabe, que del 14% de jóvenes que confiesan haber vivido algún episodio de bullying durante su paso por la escuela, el 6% lo hayan sufrido de forma frecuente, es decir, durante más tiempo. La proporción de estudiantes españoles que sufren acoso de manera regular en España es muy similar a la de Alemania o Perú (ambos con el 6,1%).

El informe identifica la influencia del bullying en el rendimiento de los alumnos y señala que los centros en que el 10% de sus estudiantes sufren este tipo de hostigamiento obtienen un resultado en Ciencias 21 puntos inferior que aquellos centros educativos donde las víctimas de acoso se reducen al 5%.

LA RELACIÓN CON LOS ADULTOS / El papel que ejercen los padres y los profesores a la hora de ayudar a los estudiantes a abordar una situación de acoso escolar es determinante. Los docentes «están en una posición única para promover relaciones saludables entre los estudiantes e intervenir en situaciones de intimidación», señala el informe. Los padres pueden ayudar, tanto a agresores como a sus víctimas, a aprender a construir o reconstruir relaciones sólidas y sanas con sus compañeros», insiste.

El problema es que para ello hay que tender puentes de confianza y, vistas las respuestas de los alumnos, a los 15 años la relación con los adultos suele ser frágil. Por eso, subraya el estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la mayor efectividad en la prevención y erradicación del bullying suelen tenerla los programas en los que se implica a todos los alumnos de un centro.

En España, el 92,6% de los padres asegura que comparten al menos una comida diaria con sus hijos (frente a la media del 82% del resto de países); un 79% mantiene habitualmente conversaciones sobre distintos temas con los menores (el promedio es del 70%), mientras que un 74,4% charla de forma frecuente sobre qué hace su hijo en el colegio (frente al 52% global).

Con todo, no todos los jóvenes españoles son dados a hablar de sus cosas con los padres. El 89,5% de la media de España admite hacerlo de forma habitual, después del instituto, frente al 93,9% de castellano-leoneses que son los más comunicativos.