En el 34% de los casos es el propio familiar cuidador el que ejerce la violencia contra el mayor a su cargo. Normalmente, se trata de una agresión por abandono, aunque también hay ataques físicos y psicológicos e incluso explotación de la persona anciana. Según el informe del Justicia de Aragón, el 15% de los mayores maltratados lo son por explotación económica (a través de robos, hurtos o engaños en el propio seno familiar), un porcentaje igual al de los agredidos física o psicológicamente. El resto es víctima de los llamados abandonos o negligencias. Los malos tratos institucionales suelen tener relación con esta última tipología, aunque son menos frecuentes que los ejercidos en el ámbito familiar.

Por su parte, el perfil de las víctimas suele ser el de una mujer viuda, de 75 años en adelante, con un importante deterioro funcional, dependiente de un familiar en todas sus actividades de la vida diaria que, además de síntomas de violencia recurrente suele presentar delgadez, mala higiene y aislamiento social.

En cualquier caso y aunque no existe una definición única sobre este fenómeno, el Consejo de Europa considera maltrato "todo acto u omisión cometida contra una persona mayor en el cuadro de la vida familiar, la seguridad económica, la integridad física o psíquica, su libertad o que comprometa gravemente el desarrollo de su personalidad". Este mismo organismo cifra en nueve millones los ancianos que actualmente son víctimas de agresiones en Europa, añadiendo que unos 10.000 ancianos mueren a causa de negligencias asistenciales cada año. En Aragón, todavía no existe un seguimiento de datos continuado.