Los accidentes de tráfico con víctimas siguen aumentando en Aragón con el paso de los años a pesar de los intentos de la Administración por frenar la que ya es primera causa de muerte entre los niños de 1 a 4 años y entre personas de entre 15 y 44.

Así lo manifestó ayer el Justicia de Aragón, Fernando García Vicente, quien resaltó que el incremento de siniestros en los últimos diez años ha sido del 42,1% y del 5,22% en el 2003. Durante la presentación del informe titulado con el llamativo nombre de La violencia vial , García Vicente mostró la magnitud del problema "más acuciante" de la comunidad. "Queremos sensibilizar a conductores y peatones", indicó.

Mientras en 1993 se produjeron 2.342 accidentes, el año pasado la cifra ascendió a 3.328 --dejando un saldo de 243 muertos y más de 5.000 heridos--. La mayoría de ellos, 1.938, se produjeron en vías interurbanas. Por provincias, Huesca es la que ha experimentado un mayor aumento --de 464 en 1993 a 831 el año pasado, un 79,09% más--. Le sigue Zaragoza --de 1.649 a 2.206, un 33,78% más-- y Teruel, que de 229 pasó a 291, un 27,07% más.

Ante estos datos tan preocupantes, García Vicente y Francisco Polo, uno de sus asesores, remarcaron que ya no es preciso hablar de "accidentes de tráfico", ya que la mayoría de ellos se producen por infracciones. "No es el azar o el destino, sino la violencia vial", afirmó Polo en alusión al nombre del informe presentado. Igualmente, el número total de fallecidos también se ha visto afectado, aunque de forma más moderada. Mientras en 1993 hubo 234 muertos, dicho número ascendió el año pasado a 243, un 3,85% más. Además, en el 2003 hubo 1.361 heridos graves y 1.724 leves.

"El objetivo no es asumir una cifra de accidentes, ya que mientras haya una persona fallecida por infracción no se puede soportar ese dato", apuntó Polo.

García Vicente dejó bien claro que la mayoría de las tragedias en las carreteras se producen por comportamientos humanos, no por cuestiones técnicas: "La causa es la conducta humana, la velocidad excesiva, la influencia del alcohol y las drogas. La persona que se encuentra en estas circunstancias no puede tener en cuenta los errores porque está en una situación límite".

El Justicia resaltó la importancia que estos factores, sobre todo el alcohol y el exceso de velocidad, tienen en el número total de accidentes. Recordó que el 42,5% de los conductores fallecidos en el 2002 dieron positivo en las pruebas de alcoholemia y que la velocidad no sólo da lugar a siniestros, sino que agrava sus consecuencias. "En Zaragoza, entre el 60 y el 70% de los conductores incumplen los límites de velocidad", incidió el asesor del Justicia, quien hizo hincapié en que la velocidad también influye en la gravedad de los atropellos. De hecho, cuando un coche viaja a más de 50 kilómetros por hora el riesgo de muerte en estos casos es de un 80% mayor.

De ahí que tanto Polo como García Vicente definieran a los peatones como los usuarios "más vulnerables" y criticaran el escaso tiempo que los semáforos permanecen en fase intermitente. "La luz ámbar tiene una duración media de tres segundos y un peatón puede caminar 1,45 metros por segundo, mientras los mayores sólo pueden recorrer 1,17. En ese tiempo apenas pueden andar 4,35 metros y 3,5, respectivamente, de modo que la situación de peligro es evidente si deben cruzar varios carriles", matizó.