La sangría de votos que CiU ha experimentado desde 1999 se reveló ayer imparable al perder más de 470.000 sufragios. La federación nacionalista obtuvo el 17,42% de los votos en Cataluña, lo que supone una caída de 11,86 puntos respecto de las europeas de hace cinco años y de 3,3 sobre las generales de hace tres meses. La cúpula de CiU reconoció que los resultados "no son suficientemente satisfactorios", pero sí "remontables". "Plantaremos cara a la situación y le daremos la vuelta en las municipales del 2007", proclamó Artur Mas.

La lucha por la hegemonía nacionalista que libraban CiU y ERC se dirimió en favor de la federación que preside Jordi Pujol, pero ésa fue una victoria que le supo a hiel. El PP logró el sorpasso y desplazó a CiU a la tercera plaza. La alianza con los nacionalistas del PNV y del BNG no dio los resultados esperados. Galeusca obtuvo tres eurodiputados, pero sólo el primero --Ignasi Guardans-- es de CiU. Los otros dos son de PNV y BNG. Hasta ahora CiU tenía tres.

CiU achacó su mal resultado a la "españolización" y a la "bipolarización" de la campaña, aunque también reconoció que quizá no había sabido trasladar a su electorado la importancia de estas elecciones.

El líder del PNV, Josu Jon Imaz, reconoció ayer que los resultados del PNV son "los mejores" de la historia del partido en unas europeas. El 35,3% de los votos logrados supone que los peneuvistas confirman su posición de primera fuerza en Euskadi, a más de siete puntos del PSE. Imaz se felicitó de que Galeusca logre "sentar a las tres naciones" en el Parlamento y resaltó que "ha nacido una alianza estratégica".