El tiempo transcurrido y sobre todo la experiencia de la primera ola ha hecho que el almacén del Salud situado en la plataforma logística de Zaragoza (Plaza) cuente actualmente con 4,3 millones de unidades de mascarillas que permiten a la comunidad mantener un estoc acumulado para hacer frente a 132 días, es decir, más de cuatro meses con reservas de las mismas. En cuanto al resto de material de protección, el Departamento de Sanidad del Gobierno de Aragón ha confirmado que tiene un estoc disponible de 340 días de gafas y protectores faciales, así como 9 millones de unidades de guantes para afrontar en torno a un total de 122 días.

Durante el mes de octubre, Sanidad ha hecho frente a un gran aumento de casos positivos, así como a una gran presión asistencial en los hospitales aragoneses. A pesar de ser unas semanas muy complicadas, a medida que el material de protección ha ido saliendo de la Unidad Central de Almacenamiento han ido entrando a lo largo de todo el mes 10,7 millones de unidades de todo tipo de material destinado a este fin. Respecto a los respiradores, actualmente en el almacén quedan 23 no portátiles, 44 portátiles y 72 no invasivos.

CONSUMO

El director del Centro de Gestión de Proyectos Corporativos, Jesús Olano, cuenta que estas cifras les permite asegurar que «Aragón está mucho mejor preparada» que en otras ocasiones. A pesar de que el último mes ha sido bastante complicado, Olano explica que el principal objetivo ha sido asegurar toda la cadena de suministro y reposición y que el abastecimiento que hay actualmente «depende del consumo y de que bajen las cifras de contagios y de hospitalizados».

El Departamento de Sanidad está teniendo un consumo semanal de 450.000 euros en material de protección que se destina a los hospitales aragoneses. Dentro de este gasto se está registrando que se está haciendo uso de 220.000 mascarillas quirúrgicas a la semana, 30.000 mascarillas FFP2, entre 2.000 y 3.000 litros de gel hidroalcohólico y 1.900.000 de unidades de guantes. Por centros hospitalarios, el Universitario Miguel Servet es el que más gasta semanalmente, llegando a un consumo de 150.000 euros. En segundo lugar se encuentra el hospital Clínico Universitario Lozano Blesa, que gasta un total de 114.000 euros, seguido en tercer lugar del sector II de la capital aragonesa con el Royo Villanova y Nuestra Señora de Gracia. Los dos primeros centros suponen un 25 y un 18% del consumo total que el Departamento de Sanidad destina al suministro de material de protección, siendo unas cifras que van variando dependiendo de la situación sanitaria a la que hacen frente.

Actualmente, Sanidad cuenta con un margen de material que está en torno a las ocho semanas de anticipación para poder estar preparados por si la situación empeora de manera drástica. «Los materiales tienen un retardo en llegar, no es tan automático como las cifras de incidencia y a veces varía entre seis o siete semanas, pero estamos más engrasados y en esos plazos lo recuperamos y volvemos a tener ese colchón», explicó.

Echando la vista atrás, Olano asegura que para que el sistema funcione «se necesita tener mucho material en danza», una situación que no se dio al comienzo de la pandemia debido a que no se estaba preparado para algo tan súbito. «Todo fue muy rápido», cuenta Olano, que asegura que lo más complicado fue «adaptar los procedimientos y llegar a los cientos de puntos de consumo de material de protección».

Ante esta situación de escasez que vivió la comunidad, Olano afirma que «medios de protección ha habido durante toda la pandemia» pero que «casi seguro que no el número suficiente». Ahora, Sanidad ha aprendido de esos errores y confirman que el material está continuamente entrando. «No hacemos una compra y tiramos con eso. Vamos consumiendo y vamos reponiendo esos consumos», manifiesta. Además, el director hace hincapié en que «los canales de suministro de distribución son más rentables que lo que se vivió al principio por lo que entendemos que estamos preparados».

PROVEEDORES

En este sentido, destaca de nuevo que los proveedores no dejan de suministrar y que, a pesar de que puede haber alguna dificultad temporal se va solventando. Entre estas dificultades se encuentra la escasez de las batas desechables que hubo desde abril hasta agosto. «Ahora ya hay pero en su momento tuvimos que subsanar el error con otras batas que podían soportar lavados en la lavandería», cuenta Olano, que añade que las mascarillas FFP3 también ha sido un material que ha contado con periodos de escasez en determinados momentos.

En cuanto a los proveedores, Olano declara que «no se compra siempre al mismo» y que se intenta en todo momento tener programaciones de suministro con varios suministradores de cada material para no tener dependencia total con uno de ellos por un producto en concreto. Para garantizar este continuo abastecimiento, desde la entidad se intenta tener contratos con suministros periódicos. «Cuando podemos hacer contratos largos, los hacemos. Durante el estado de alarma se permitió hacer contratos de emergencia y eran absolutamente necesarios porque seguir todo el proceso administrativo no era posible porque cuesta entre seis y nueve meses». Durante la semana pasada, el almacén contaba con un total de 17 proveedores, una cifra que puede variar un poco dependiendo de la semana. Dichos proveedores son los que permiten que actualmente la plataforma logística esté gestionando alrededor de 1.800 materiales, de los cuales 95 son productos de protección.

El precio también ha sido algo que ha ido variando en muchas ocasiones y Olano asevera que ahora «vuelven a sendas razonables comparadas con el periodo de antes de la pandemia, pero en otros casos siguen disparados». Uno de estos ejemplos son los guantes de látex, que han incrementado su precio en torno a un 50%, al igual que las mascarillas FFP2 que tuvieron un precio muy elevado los meses de abril a junio y ahora están bajando a precios incluso más bajos que los que tenían hace un año. «Ahora cuestan 0,50 céntimos, llegamos a pagar dos euros por ellas y antes de la pandemia costaban 0,60 céntimos», cuenta.

El material pirata fue otro de los problemas a los que Aragón también tuvo que hacer frente debido a que el Gobierno central tuvo que relajar las medidas para que pudiera entrar material de manera masiva, lo que provocó que entre todo ese material se colaran productos que no contaban con los certificados correctos y que por lo tanto no eran eficientes.

Olano explica cómo se realiza este proceso y asegura que, a pesar de tener que ser menos restrictivos, las medidas de control siguieron vigentes. «Las compras se hacen siempre con una revisión de los requisitos técnicos y además se comprueba los certificados de fabricación. Aquí ya hay una parte importante de posibles errores que son detectados». Según informan, esta revisión se hace sobre la ficha de los productos y posteriormente, antes y después de entregar el material, se lleva a cabo otro muestreo. «En este proceso también hemos detectado que por ejemplo un lote con toda la documentación, los certificados y la muestra física correcta trae en la misma partida mascarillas que no cumplen con las condiciones». Cuando esto ocurre, Olano sostiene que inmediatamente se devuelven y que si la comprobación se alarga es cuando se hace uso de las semanas de margen nombradas anteriormente, que tan necesarias son para estar siempre en alerta por lo que pueda pasar ante esta pandemia impredecible que no deja de sacudir a la comunidad.