El esquivo comportamiento de Lam®ita Popa con las instituciones públicas y las ONG aragonesas que se han ofrecido a ayudarla revela hasta qué punto su forma de actuar tiene relación con las redes ilegales de inmigrantes. En cualquier caso, su modus operandi (pedir para esfumarse a continuación) es muy similar al que utilizan personas de etnia gitana venidas del países del Este de Europa y que viven auténticas situaciones de marginación social en sus lugares de origen.

En Zaragoza, al igual que en otras grandes ciudades, operan mafias rumanas que se dedican a traer a España a indigentes a los que, bajo la promesa de una ganancia fácil, obligan a mendigar y a cometer pequeños robos. "El empleo de niños y recién nacidos para infundir lástima a los viandantes es una fórmula muy empleada por los rumanos", señalaron ayer fuentes policiales.

El desplazamiento hasta España se realiza en autobuses fletados por las propias redes de inmigración ilegal. Una vez llegados a destino, los mendigos recorren las calles pidiendo limosna y practicando hurtos en tiendas y centros comerciales. Pero ocasionalmente también recurren a la venta de publicaciones y a la limpieza de parabrisas en los semáforos. El dinero recaudado se reparte a partes iguales entre los mendigos y sus explotadores.

Durante su estancia en España, los mendigos rumanos observan una conducta muy sigilosa. "Si pueden, no recurren para nada a los servicios oficiales, no quieren que los identifiquen ni que los controlen", declaró una encargada de la Hermandad del Santo Refugio.

De hecho, Lam®ita ha rehusado la ayuda que le brindó esta institución, desde la gota de leche que se da a los recién nacidos hasta las facilidades de comedor y de alojamiento.