La entrada a Boquiñeni está cortada. Una decena de hombres trabaja sin descanso sobre un gran hoyo de unos dos metros de altura excavado en la calzada, ayudados por una pala, varios camiones, una hormigonera y una grúa.

La llegada del agua vertida por la rotura del canal Imperial de Aragón al municipio zaragozano ha obligado a los vecinos a adoptar una solución de urgencia: construir un canal desde la entrada del pueblo hasta el río Ebro para desviar la gran laguna de agua que rodea la zona y evitar una nueva y masiva inundación. En total, unos 300 metros de conducto.

"Ayer --por el jueves-- nos reunimos los ganaderos y agricultores con el equipo de Gobierno municipal para tratar el asunto. Y vimos que ésta era la única solución, porque el nivel del agua está aumentando --ayer subió unos quince centímetros en algunos terrenos--, las granjas y los cultivos están completamente anegados y las filtraciones en las casas pueden comenzar en breve", explica Benito Cuartero con gran preocupación. Este ganadero de Boquiñeni ha tenido que evacuar a los 600 cochinillos de su explotación, que está completamente cubierta de agua.

"Dejamos a los cerdos en un camión porque pensábamos que el agua bajaría, pero el problema ha ido a más y hemos tenido que llevarlos a otra granja. Unos veinte se han muerto", añade Cuartero, propietario de una de las cuatro explotaciones que permanecen inundadas.

Toda la maquinaria empleada en la reparación pertenece a empresas del municipio, aunque un miembro del ayuntamiento hace hincapié en que la Diputación Provincial de Zaragoza (DPZ) ha ofrecido su ayuda. "No han dicho que nos apoyarán a sufragar todos los gastos", indica en el mismo lugar donde se están acometiendo los trabajos.

Junto a él, uno de los obreros muestra su preocupación y asegura que "las labores durarán muchas horas". "Hemos comenzado por la tarde, seguiremos por la noche y no acabaremos hasta mañana --por hoy--. Va a ser muy duro", afirma.

Ahora mismo, en las inmediaciones de Boquiñeni hay tres grandes balsas formadas por la fractura del canal: una entre la propia infraestructura y la vía del tren; otra entre la vía y la carretera que une el pueblo con Gallur --la calzada sigue cerrada al tráfico--; y una que ha sobrepasado la carretera y llega hasta el municipio.

"Ojalá este canal provisional sirva de algo, porque aunque el agua no avance, se filtra y emerge de debajo de la tierra. Todo esto es un verdadero desastre. Llevamos con agua desde el martes y la Administración no ha hecho nada", denuncia un vecino.

A su lado, varias mujeres muestran su indignación por lo ocurrido. "Estamos aquí rodeados de agua y, mientras tanto, la ministra de Agricultura visita Tauste. Hasta que no nos llegue el agua al cuello...", critica una de ellas.