El virus es altamente contagioso, sobre todo en climas templados. Entra en el organismo por la boca, al tomar alimentos o bebidas contaminadas o por haber estado en contacto con una persona infectada, y se multiplica en el intestino. Luego pasa al flujo sanguíneo, ataca al sistema nervioso y daña las células. Generalmente, la polio afecta a niños menores de cinco años de edad, de ahí que se la denomine polio infantil. Sin embargo, los adultos también pueden contraerla, incluso mujeres embarazadas, sin que ello afecte al bebé. El riesgo de infección aumenta de forma notable en un contexto de desnutrición o deficiencia inmune.