La depuradora de Utebo, que dará servicio a 70.000 habitantes, ha empezado por fin a funcionar, tras un largo proceso que se inició en el 2004 y ha estado lleno de vaivenes. El proyecto, de hecho, nació sobredimensionado y con un coste inasumible por la localidad, lo que obligó a revisarlo a la baja.

Esta tardanza no ha impedido que los hogares de Utebo hayan tenido que pagar todos estos años el Impuesto sobre Contaminación de las Aguas pese a no contar con depuradora. El servicio, en su lugar, lo ha venido prestando un colector de Zaragoza, por lo que el municipio ha acumulado una cuantiosa deuda con el ayuntamiento de la capital aragonesa.

La depuradora, que culmina en Aragón el cumplimiento de la Directiva Europea 91/271 de aguas residuales en zonas sensibles, fue visitada ayer por el consejero de Desarrollo Rural y Sostenibilidad, Joaquín Olona, si bien entró en servicio el 1 de septiembre para los núcleos de Utebo, Sobradiel, Pinseque, La Joyosa y Torres de Berrellén y los barrios rurales de Casetas, Garrapinillos y Villarrapa, pertenecientes al municipio de Zaragoza.

LENTA ANDADURA

La instalación inició su lenta andadura en el año 2004, con la redacción de un primer anteproyecto en una época donde el «boom urbanístico» llevó a dimensionar una instalación para 133.000 habitantes equivalentes. La obra se adjudicó en diciembre del 2007 y se aprobó el proyecto constructivo en el año 2010, pero en aquel momento, en plena crisis económica y con el parón de la construcción, se planteó la necesidad de modificar el proyecto a la baja para hacer una depuradora más pequeña, según recordó el alcalde de Utebo, Miguel Dalmau.

Al ser una modificación de envergadura, se rescindió el contrato y se redactó un nuevo anteproyecto que se licitó en el año 2014, dimensionado para 70.000 habitantes equivalentes. La obra comenzó el 1 de diciembre de 2015 y el concesionario ha invertido casi 24 millones de euros y 22 meses en la construcción de la estación y de los 17 kilómetros de colectores que recogen los vertidos de todos los núcleos y los conducen a la depuradora.

Durante su visita, Olona precisó que el hecho de que dé servicio también a barrios zaragozanos «pone de manifiesto que el Impuesto de Contaminación de las Aguas también se aplica en beneficio de los ciudadanos de Zaragoza».

Las zonas sensibles a las que hace referencia la directiva que se aplica de forma completa son áreas especialmente protegidas para evitar una contaminación por nutrientes que pueda provocar problemas de eutrofización.