Los diferentes estamentos judiciales coinciden en señalar que los juicios rápidos son globalmente positivos para la Justicia. Pero esta apreciación general no impide que jueces, fiscales y abogados denuncien graves carencias en el procedimiento de urgencia, que, entre otros efectos negativos, ha sobrecargado de trabajo los juzgados de lo penal, responsables de la ejecución de las sentencias. Para los funcionarios, el nuevo sistema entraña un sobreesfuerzo que no se ha visto correspondido con un aumento de la plantilla ni una mejora sustancial de los medios.